Ana Matveeva, una periodista rusa del medio Moskvich, relató en un artículo que viajó a Cuba en busca de langostas y tabaco, pero se encontró con una isla arruinada, inmersa en colas y con su gente pasando hambre.
Catorce horas de vuelo desde Moscú, hasta Varadero, y una hora y media en taxi, tuvo que realizar esta reportera para poder llegar a La Habana, donde encontró “fachadas en mal estado, pero aún brillantes, autos retro de neón y palmeras, palmeras, palmeras”.
Matveeva catalogó a La Habana como una ciudad rodeada de tantos estereotipos, allí encontró música por todos lados, puro, ron y al Che Guevara en cada dibujo.
“Esto es exactamente lo que esperábamos de la capital cubana: vitalidad desbordante, baile en la calle, diversión a pesar de la pobreza y, en general, fiesta durante la peste”, contó.
Esta periodista rusa se percató de la realidad cubana en donde “no hay medicinas, ninguna en absoluto. La industria farmacéutica, una vez desarrollada, ahora está estancada porque no hay materias primas”, afirmó.
Anna Matveeva: ‘Moskvich fuera de la Circunvalación de Moscú’: a La Habana por langostas, puros y colas https://t.co/QTSNiEitQi
— inCUBAdora (@incubadorista) May 14, 2023
Periodista rusa dice que con la comida en Cuba “todo es triste”
“Las colas en las tiendas recuerdan a las soviéticas olvidadas hace mucho tiempo: cuando se alinean por primera vez en la cola y luego descubren ‘lo que dan’. No tiene sentido que entremos a estas tiendas, en Cuba hay varias formas de pagar al mismo tiempo, incluidas las tarjetas bancarias para los locales, pero ninguna nos conviene. La moneda se cambia en el mercado negro, esto es si de repente quieres comer o pagar la entrada a un club”, se lee en el texto.
Por otro lado, Ana Matveeva habló sobre el problema que enfrentan los cubanos diariamente para alimentarse diciendo que, todo tema relacionado con alimentos es Cuba “es triste”.
“Con la comida aquí, todo también es triste. Así de simple, comprar comestibles en la tienda es un problema tanto para los turistas como para los locales”, lamentó la reportera, quien aseguró que, en el hotel donde se estaba hospedando en La Habana le daban de desayuno fruta fresca y sándwiches, los cuales “los hacían más pequeños cada día”.
Tras su visita por la Habana Vieja, la periodista rusa pudo ver de cerca y sentir el miedo de muchos quienes allí residen, pues en su mayoría, todos habitan en casas “destartaladas”.
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Redacción de Cubanos por el Mundo
