La famosa Calle G, también conocida como Avenida de los Presidentes, en La Habana, Cuba, ha experimentado una desolación sin precedentes debido a la escasez de transporte y el aumento de los asaltos en la capital, si bien los asaltos ocurren en todo el país.
En imágenes compartidas en redes sociales, se pudo recientemente apreciar la calle G vacía y sin vida en una noche de viernes.
Anteriormente, esta calle solía ser un punto de encuentro popular para cientos e incluso miles de cubanos que se reunían los fines de semana para pasar un buen rato. Sin embargo, la crisis de combustible y la falta de transporte público han reducido drásticamente la afluencia de personas, convirtiendo a la Calle G en un lugar casi fantasma.
Además de la falta de transporte, los asaltos se han vuelto una preocupación constante para los residentes de la zona. Los robos a plena luz del día han generado temor entre la población, lo que ha llevado a muchas personas a evitar salir de noche.
Esta situación refleja la grave crisis que enfrenta la isla, donde la falta de combustible y los problemas de seguridad están afectando negativamente la vida cotidiana de los ciudadanos. La desolación de la Calle G es solo un ejemplo de los desafíos a los que se enfrentan los cubanos en su lucha diaria por una vida mejor.
Lo cierto es que en La Habana, se han registrado una serie de asaltos en los últimos tiempos, lo que ha generado preocupación entre la población y ha llevado a las personas a advertir sobre la inseguridad en las calles de la ciudad. A través de las redes sociales, se han difundido denuncias de asaltos a mano armada en la calle o en el transporte público, donde los delincuentes se apoderan principalmente de los teléfonos móviles de las personas.
Estos hechos evidencian el aumento de la violencia y la inseguridad en la capital cubana, y se atribuyen a la crisis económica que ha llevado al encarecimiento de la vida y al deterioro de las condiciones de vida de la población. Sin embargo, el régimen guarda silencio sobre estos acontecimientos, evitando reconocer la creciente inseguridad que afecta a los ciudadanos.
Los asaltos no se limitan solo a La Habana, sino que se han reportado casos similares en otras partes del país. La falta de oportunidades y el desespero por las difíciles condiciones económicas han llevado a un aumento de la delincuencia, lo que agrava aún más la situación de los cubanos.
Mientras tanto, la violencia y la inseguridad continúan apoderándose de las calles cubanas, generando temor e incertidumbre entre la población. Los cubanos hacen un llamado a tomar precauciones y a estar alerta frente a estas situaciones que ponen en peligro su seguridad y bienestar.
Otros, como Raciel Delgado ha sido más pillos. Le pidió a un amigo que se dedica al negocio de reparación de celulares que le regalara dos móviles viejos, irreparables, para usarlos como señuelo por si resulta asaltado.
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