Una periodista cubana residente en la provincia de Guantánamo reveló en una crónica publicada en el diario oficialista Venceremos, tres sucesos que la marcaron en un día no especificado que comenzó con el pie izquierdo.
A pesar del manejo del lenguaje y el estilo periodístico propio de un estudiante de 6to grado empleado a la hora de narrar esta crónica, lo contado por la periodista Haydée León Moya, sirve como ejemplo perfecto para demostrar la manera eficaz cómo el gobierno de la isla maltrata al pueblo, evade sus responsabilidades y cómo, a veces las personas menos “capacitadas” pueden ser las que verdaderamente sirvan para darle una respuesta a la población, ante las miles de quejas que a diario abruman al pueblo. A saber, falta de alimentos, medicinas, agua, corriente eléctrica.
La periodista narra una experiencia telefónica frustrante y alucinante, sucedida luego de enterarse que, las míseras libras de arroz y azúcar que reparte el gobierno entre la población, al menos en su bodega, fueron robadas.
Cuando la periodista llamó más tarde a una Empresa Provincial por otros motivos no relacionados con el robo en la bodega, fue tratada con extrema rudeza por una empleada, que resultó no ser recepcionista, pero sí una “ingeniera”.
La rudeza llegó al punto de que, primero, le colgaron el teléfono. Luego le dijeron algo parecido a: “Ah, eres tú de nuevo?” Y le volvieron a colgar.
¿Dónde estaban los jefes? Reunidos.
La periodista, después de varias llamadas, finalmente logra obtener parte de la información correcta de otra empleada de la misma empresa, quien resulta ser nada más y nada menos que ¡una empleada de limpieza!, quien resultó ser muy amable y servicial. No era “ingeniera” como la otra vulgar que contestó antes, pero supo mostrar esa educación y respeto que debería caracterizarnos a todos.
El texto nos invita a reflexionar sobre la importancia de la educación y la empatía, destacando que los títulos y rangos no tienen valor si no se acompañan de un trato respetuoso hacia los demás.
Sería bueno conocer posteriormente, qué sucedió con la maleducada ingeniera, pero recuerden que estamos hablando de un país donde, hasta un Ministro de Cultura, secundado por sus Viceministros y acólitos, se enzarza a puñetazos y empujones con un grupo de cubanos que, como en el caso de esta periodista guantanamera, querían que se les atendiera y escuchara por estos funcionarios públicos.
Funcionarios que deben estar al servicio del pueblo, pero como bien ya sabemos todos, representan al gobierno opresor que tiene sumido en la pobreza a todo el pueblo cubano.
Y en el maltrato. Y este caso no es un caso aislado. La odisea vivida por una madre que llevó a su niño enfermo a un centro de salud y fue maltratada por un enfermero trabajador del lugar, así lo demuestra.
Si quieres conocer sobre esta historia lee aquí: Joven cubana denuncia el maltrato de un enfermero hacia su niño en la “potencia médica”
