Resulta increíble que el Puesto a Dedo Miguel Díaz-Canel haya defendido en Bruselas el derecho a ser diferente, mientras tiene en las cárceles de la isla a miles de presos políticos precisamente por ese “delito”: pensar diferente.
En medio de una creciente represión y la existencia de más de mil presos políticos en Cuba, el gobernante cubano Miguel Díaz-Canel – el Puesto a Dedo – ha defendido el derecho a ser diferente y ha provocado una fuerte crítica por parte de la sociedad. Las declaraciones del mandatario puesto a dedo han sido recibidas con escepticismo y descontento, mientras demuestra que este petrimete no tiene cara ni vergüenza siquiera a la hora de hablar y reclamar “libertad” y autodeterminación.
A pesar de la realidad evidente de la represión y las violaciones a los derechos humanos en Cuba, el Puesto a Dedo se ha atrevido a defender el derecho a ser diferente. Es irónico que mientras pronuncia estas palabras, miles de cubanos hayan sido encarcelados injustamente por expresar sus opiniones y cuestionar al régimen. La hipocresía del presidente es evidente y la población no puede evitar manifestar su indignación.
Los cubanos han sido testigos de la creciente represión en el país, con detenciones arbitrarias, juicios sin garantías legales y la falta de libertades fundamentales. En este contexto, las declaraciones del Puesto a Dedo resultan ofensivas para aquellos que luchan por la libertad y la democracia en la isla. No se puede aceptar que un líder defienda el derecho a ser diferente mientras miles de personas son silenciadas y encarceladas por expresar sus ideas.
El presidente cubano ha perdido toda credibilidad al hablar de derechos y libertades. La situación de los presos políticos en Cuba es alarmante, y el régimen muestra una clara falta de respeto por los derechos humanos básicos. En lugar de abordar esta grave situación, el Puesto a dedo prefiere hacer declaraciones vacías que no reflejan la realidad del país.
La comunidad internacional ha condenado repetidamente la represión en Cuba y ha instado al gobierno a respetar los derechos humanos. Sin embargo, las palabras del Puesto a Dedo Díaz-Canel demuestran que no hay voluntad real por parte del régimen para abordar esta situación y garantizar la libertad y el respeto a la diversidad de opiniones.
Mientras imploraba ayuditas solidarias, Díaz-Canel defendía en Bruselas el derecho de unos pocos en Cuba – los militares que lo dirigen y la casta burguesa pseudo revolucionaria de funcionarios y ministros – a tener un gobierno represivo para el disfute de ellos, claro, y para malestar de un pueblo entero que no tiene ni qué comer.
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