La mayoría de los cubanos leímos la publicación del actor Carlos Massola donde denuncia la miseria existente en la Isla.
Algunos también vimos su participación en un reciente capítulo de “Vivir del Cuento”, titulado “Bodeguita en casa”.
Allí interpreta un supuesto “maceta”, que vive como Carmelina y termina siendo un agente encubierto de la policía castrista.
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La pura ficción del humorístico y el post antes mencionado, nos confirman una realidad: solo los esbirros y muy cercanos al régimen pueden vivir como Dios manda.
Los profesionales, incluyendo el actor y en definitiva cualquier cubano de a pie, no tienen nada que comer en la Cuba del ordenamiento, la “resistencia creativa” y ahora la “bancarización”.
Carlos Massola interpreta el personaje de Escobar, un agente encubierto.
El empresario que interpretó Massola, se le ve bien comido y rozagante en el espacio humorístico.
Chequera lo considera un “aprovechado” y Pánfilo dice que es una persona “correcta”.
Todo el que vio el capítulo, estrenado el pasado 28 de agosto y recuerda el post de Facebook, publicado dos días después, coincidirá en el notable contraste entre ficción y realidad.
“¡Y pensar que ese actor al que se le ve panzón en la pequeña pantalla es el que no tiene nada para alimentar a su madre!”
El influencer Alexander Otaola, durante la emisión de su show este jueves, comentó la denuncia que hiciera Carlos Massola en Facebook.
“Mira este actor conocidísimo que ha hecho novelas, películas, series, teatro y todo… No tiene con qué alimentar a su madre de 80 y tantos años”
Alexander pidió que los cubanos se volteen y le echen la culpa a “los verdaderos culpables, a los responsables absolutos de toda calamidad, de toda miseria y de todo asco que tú experimentes”.
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Si no lo has visto, el post de Facebook y el capítulo de “Vivir del Cuento”, te faltaría comprobarlo con tus propios ojos:
El actor que encarnó al empresario Escobar es, en la vida real, un hombre de carne y hueso que, posiblemente, grabó aquellas escenas luego de engullir apenas unos pocos boniatos hervidos, que debió compartir con su santa Madre, de 83 años.
“Yo sé perfectamente que no soy el único, que hay muchísima gente en mi situación y peor…”, escribió.
Redacción Cubanos por el Mundo
