El béisbol cubano ha sido testigo de grandes jugadores que han dejado huella en la historia de este deporte en la isla. Una de esas estrellas es Gabriel Pierre, ex pelotero cubano que destacó como uno de los mejores en la tercera base en nuestras Series Nacionales. Con un promedio de bateo de .305 a lo largo de su carrera y más de 150 jonrones en las Series, Pierre se consolidó como una de las principales figuras del béisbol cubano. Pero, ¿qué ha sido de él? Gracias al internauta Duniesky Pérez, quien publicó un post en el Grupo “Cienfuegueros” de Facebook, hemos podido conocer más sobre su situación actual.
Para muchos aficionados, el nombre de Gabriel Pierre evoca recuerdos de jugadas espectaculares y batazos decisivos. Su paso por las Series Nacionales fue, sin lugar a dudas, memorable. No solo por su desempeño individual, donde acumuló cientos de carreras impulsadas, sino también por haber sido parte de un equipo que marcó una era en el béisbol cubano: la llamada “Aplanadora Santiaguera”.
Este equipo, Las Avispas de Santiago de Cuba, recibió ese apodo debido a su capacidad para arrollar a sus rivales en el terreno de juego. Su alineación contaba con figuras de la talla de Antonio Pacheco, Orestes Kindelán, Rolando Meriño, Fausto Álvarez, Alexei Bell, entre otros, quienes juntos formaban una maquinaria perfectamente engranada que se convirtió en el terror de los lanzadores contrarios.
Gabriel Pierre, con su guante mágico y su bate oportuno, era una pieza fundamental en ese conjunto. En los campeonatos internacionales, su actuación no pasó desapercibida, representando con honor y destreza a la selección cubana y contribuyendo con sus habilidades al éxito del equipo.
Gabriel Pierre, el emblemático antesalista cubano, brilló en 18 temporadas en las Series Nacionales con 306 jonrones, 1,577 hits y 1,043 carreras impulsadas.
En una entrevista que concediera al diario El Nuevo Herald en el año 2014, Pierre expresó su gratitud hacia el recibimiento que tuvo en Miami después de su llegada dos meses y medio antes.
Durante el llamado Juego del Reencuentro de las estrellas antillanas celebrado en Hialeah, Pierre demostró que su habilidad en el terreno seguía intacta, generando nostalgia entre los aficionados presentes.
Pierre, mencionó en esa entrevista que deseaba trabajar en lo que más sabía: enseñar béisbol a niños y jóvenes; y se mostró convencido de su capacidad para ser un excelente maestro del deporte y dijo ansiar la oportunidad de demostrarlo.
El tono de la entrevista se tornó melancólico al hablar de sus últimos días en Cuba. Pierre describió esos momentos como “muy tristes”, destacando el abandono y la falta de reconocimiento que sentía de los dirigentes deportivos, a pesar de haber dado todo por su provincia y por Cuba. Lamentó la falta de atención y el olvido hacia figuras como él, pero encontró consuelo en plataformas como Youtube, donde puede recordar y ser recordado por sus logros en el diamante.
Sin embargo, como ocurre con muchas estrellas del deporte, la vida después de retirarse del terreno de juego puede presentar desafíos. Según la información compartida por Duniesky Pérez, Pierre ha enfrentado momentos complicados en los últimos tiempos. Un golpe duro fue la salud de su esposa, quien sufrió un stroke hace poco más de un año y, aunque ha mejorado, aún tiene limitaciones de salud. A estos problemas de salud se suman dificultades económicas que han afectado a Pierre.
Después de residir varios años en Atlanta, ahora Gabriel Pierre y su esposa viven en Miami. Y, a pesar de las adversidades, Pierre ha encontrado una manera de seguir adelante.
Actualmente no trabaja como entrenador de béisbol, cosa esta que al momento de su llegada era lo que le apasionaba. Trabaja actualmente en un restaurante brasileño llamado “Flama”, ubicado en la US One y la 279, en la ciudad de Homestead. Así que, para todos aquellos aficionados que deseen reencontrarse con esta leyenda del béisbol cubano, tienen la oportunidad de visitarlo, tomarse una foto y hasta recibir atención directa de él.



La historia de Gabriel Pierre es un recordatorio de que, más allá de los logros en el terreno de juego, los deportistas también son seres humanos que enfrentan desafíos en su vida diaria. Su espíritu luchador y su dedicación siguen siendo una inspiración para muchos, y no hay duda de que continuará dejando huella, esta vez fuera del diamante.