La historia del dueño de este bar cubano es un ejemplo de resistencia y resiliencia, pero también una señal de que se necesitan cambios significativos en la forma en que se aborda la seguridad de los negocios en Italia.
Daniele Palladini, propietario del bar Sabor Cubano en Florencia, Italia, ha tomado una medida desesperada y poco convencional para proteger su negocio: dormir dentro del local. Esta decisión llega tras una serie de robos que han dejado al empresario y su establecimiento en una situación precaria.
El bar Sabor Cubano, ubicado en la vía Sant’Antonino, ha sido blanco de ladrones en cinco ocasiones durante los últimos dos meses, con dos robos ocurriendo en un lapso de dos semanas. En el último incidente, los delincuentes rompieron la puerta de vidrio del bar para llevarse botellas de vino y un reproductor de MP3.
La frustración de Palladini es palpable, especialmente después de haber superado el límite máximo de compensación de su seguro, lo que significa que no recibirá ningún tipo de indemnización por los daños sufridos hasta fin de año.
Así le dejaron la puerta del bar la última vez.
Ante la repetición de estos incidentes y la aparente ineficacia de las medidas de seguridad convencionales, Palladini ha optado por una solución extrema: dormir en su propio bar.
Además, ha instalado vidrios blindados, similares a los utilizados en los bancos, un sistema de alarma conectado a una central operativa y un dispositivo antirrobo con humo. Estas medidas, aunque costosas, son un intento desesperado por disuadir a los ladrones.
El dueño del bar Sabor Cubano expresa su agotamiento y desilusión no solo por los robos recurrentes, sino también por la falta de apoyo y respuesta adecuada de las autoridades locales. Critica la inacción de las instituciones y la falta de presencia policial en el área, lo que, según él, contribuye a la sensación de inseguridad y vulnerabilidad que enfrentan los comerciantes.
La situación en el bar Sabor Cubano refleja un problema más amplio en Florencia y, posiblemente, en otras ciudades italianas, donde los pequeños negocios se ven cada vez más amenazados por la delincuencia. La decisión de Palladini de dormir en su bar es un testimonio de la desesperación y las medidas extremas a las que algunos empresarios se ven obligados a recurrir en ausencia de soluciones efectivas por parte de las autoridades.
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