Una preocupante denuncia ha llegado al chat de la plataforma Cubanos por el Mundo, proveniente de J. N. desde Santiago de Cuba. El mensaje expresa una profunda preocupación y descontento por la situación en Palma Soriano, donde muchas personas, especialmente los ancianos, están sufriendo de hambre y necesidad.
J. N. y su esposo, de 73 y 64 años respectivamente, representan la lucha diaria de muchos cubanos por sobrevivir en medio de la escasez y la falta de recursos básicos. La denuncia se centra en la falta de atención gubernamental y la ausencia de líderes comprometidos con el bienestar del pueblo, resaltando la grave situación de los ancianos en el hogar de Yarayabo, quienes enfrentan una extrema escasez de alimentos.
Esta alarmante situación en Santiago de Cuba es un reflejo de la crisis más amplia que enfrenta Cuba en términos de cuidado y atención a los ancianos.
Con una población que envejece rápidamente, los desafíos para garantizar una vejez digna y segura se han intensificado en la isla caribeña. La inflación, los altos precios, la escasez de alimentos y medicinas, y la inestabilidad económica han golpeado duramente a los más vulnerables, entre los que sobresalen como más vulnerables los ancianos.
En Cuba, la inflación y la devaluación de la moneda han llevado a un aumento significativo en los precios de los bienes de primera necesidad, haciendo que productos básicos y medicinas sean inaccesibles para muchos, especialmente para aquellos con ingresos fijos como los pensionados. La escasez de alimentos, un problema crónico en la isla, se ha agravado, afectando principalmente a los hogares de ancianos, donde los recursos ya eran limitados.
La situación en el hogar de ancianos de Yarayabo es particularmente desgarradora según la denuncia hecha por J.N. Los residentes, que deberían estar recibiendo cuidados y atención en sus años dorados, en cambio enfrentan la indiferencia y el abandono. Esta realidad pone de manifiesto la urgente necesidad de reformas y apoyo a nivel gubernamental.
La denuncia de J. N. no es solo un llamado de atención sobre la situación en un hogar de ancianos específico, sino también un grito de auxilio por parte de una generación que ha contribuido a la sociedad y que ahora, en sus momentos de mayor vulnerabilidad, se encuentra olvidada y desatendida.
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