En estos momentos, cuando se recuerda otro aniversario del fallecimiento de Pablo Milanés, me viene a la memoria un episodio poco honorable protagonizado por Raúl Paz, ese cantante tan frecuente en el bar restaurante Real Café, ubicado en la plaza conformada por la intersección de la Avenida 97th y la calle 8, en el suroeste de Miami.
De la época en que trabajé en el ICRT, poseo numerosas anécdotas sobre Raúl Paz, un artista que algunos admiran, quien viaja constantemente a Miami para actuar y ganar dólares.
Lo conocía incluso de antes, especialmente del tiempo en que regresó de Francia y se erigió como el principal creador de temas musicales para telenovelas cubanas. Como trabajador del ICRT tenía que estar al tanto de las producciones musicales. Algún día relataré cómo fue que Paz llegó a ser la figura dominante en este ámbito. Por ahora, me enfocaré en narrar este suceso, que viví de cerca durante mis años en el ICRT.
Esta historia involucra una telenovela y su canción principal.
En 2017, conocimos en el ICRT que Raúl Paz había contactado a Pablo Milanés, a quien trató con el respeto y la reverencia que merecía, imagino, aunque por estas horas no se observe ninguna muestra de condolencia en su muro de Facebook en el aniversario de la muerte de Pablo.
Paz, repito, año 2017 – probablemente finales del 2016 – logró persuadir a Milanés para que interpretara el tema principal de la telenovela “En Tiempos de Amar”.
Pablo, siempre amable, aceptó. Aceptó como siempre dedicó su tiempo a apoyar a jóvenes cantautores. Como lo hizo con Polito Ibañez, a quien ayudó a producir su primer álbum. Como hizo con Raúl Torres, a quien sacó del provincianismo en Matanzas e, incluso, se comenta, le regaló la canción “Candil de Nieve”.

Si bien estos artistas, en cierta forma, luego terminarían distanciándose de Milanés, y Milanés conociendo por qué se distanciaron, no sucedería así con Raúl Paz.
Milanés grabó la canción, se la envió a Paz y no le cobró un centavo.
Paz, profundamente agradecido, llegó al ICRT henchido, pero luego sucedería algo terrible.
En aquel entonces, Pablo Milanés ya era objeto de censura en Cuba. No está claro por quien les escribe cómo reaccionó Pablo al saber que su voz se emitiría en la Televisión Cubana, aunque es probable que tuviera sus reservas, pero debió sentirse contento. Incluso, es probable que Paz lo hubiese convencido de que todo estaba coordinado, pues Pablo era consciente de que ya no era tan bien visto como lo era antes.
No obstante, cuando se divulgó que Milanés cantaría en la telenovela, la noticia se esparció por el ICRT y llegó a la dirección.
Se convocó a Paz y se le informó que Milanés estaba vetado y que, por lo tanto, su tema no se emitiría en ninguna telenovela. Cualquier persona con principios habría renunciado o, al menos, habría llamado a Milanés para disculparse. Se esperaría que mostrara arrepentimiento y humildad, pero Paz no lo hizo.
Mientras Milanés esperaba escuchar su voz en la televisión, en la telenovela “En Tiempo de Amar”, Paz decidió reemplazar su interpretación con la suya, cobrar por el trabajo y guardar silencio. Nunca volvió a llamar a Milanés ni a dirigirle la palabra. Nunca le pidió disculpas.
Es más, nunca le contó lo que había pasado en el ICRT. Lo que le habían dicho. A lo que lo habían obligado.
Recientemente, un colega y amigo criticaba a aquellos que, cuando el castrismo intentó borrar el nombre y la obra de Pablo Milanés en Cuba, guardaron silencio y se alinearon con la censura y el desprecio.
Quizás, en otro momento, también hable sobre algunos de ellos.