A solo horas de que los cubanos festejaran el Día de San Lázaro, el influencer Alexander Otaola rememoró la promesa que le hizo a este santo.
Sucedió cerca del año 2003, cuando Alex habría sido beneficiado con la lotería de visas, conocida por los cubanos como “El Bombo”.
Luego de ir a la sede de la representación diplomática en La Habana, le manifestaron que debía esperar y que sería llamado para recoger su pasaporte visado.
Pero la espera fue tortuosa, contó en El Mañanero de este lunes, y confesó que transcurrió mucho tiempo después de su entrevista para que le dieran la visa.
“Fue que encontraron que vendían los sorteos y en lo que investigaron, estuve esperando dos años”, aseguró.
El camagüeyano residía en La Habana y le pidió a San Lázaro que intercediera por su viaje a Estados Unidos.
“En esa espera, yo fui a Camagüey y le hice una promesa a San Lázaro. Le dije que si me de ayudaba a irme, yo cada vez que regresara, yo iba a taparlo de flores”
La veneración hacia San Lázaro le viene de su abuela y de una hermana de su abuela, quienes eran devotas al también conocido como Babalú Ayé, deidad yoruba asociada con la enfermedad, las epidemias, la muerte y los muertos.
“Yo tengo una cosa muy especial con San Lázaro”, confesó Alex, en diálogo con su productora Sandra Pérez, a quien aseguró que las veces que regresó a Camagüey cumplió su promesa.
Lo hacía en la Iglesia y donde estuvo el hospital San Lázaro, de su natal Camagüey, una edificación que se hizo anexa al hospital que hiciera construir el Padre Valencia entre 1814 y 1819, para remplazar el destruido lazareto que acogía a los enfermos de lepra.
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Otaola recuerda con cariño esta parroquia, a donde iba fielmente a cumplir su promesa. Tras su salida de Cuba, lo hace en Miami, cada año.
“Y cuando yo estuve en la tea aquí, que vivía cerca de San Lázaro, en Hialeah, fui a la Iglesia de San Lázaro y pedí que me ayudara”, dijo, emocionado en El Mañanero.
Esta anécdota refleja la fe que tiene el influyente actor, presentador y activista por la libertad de la Isla y los valores familiares que acogió en su ciudad de origen, de tradición católica.
Es muy probable que en una Cuba Libre, aquel flacucho actor de la radio que se encomendó al viejo Lázaro, quiera regresar al antiguo templo de su provincia agramontina.
Allí, en el conjunto arquitectónico colonial hoy semidestruido, Otaola “tapará con flores” al Santo, en señal de agradecimiento y profunda devoción, tal y como le prometió, hincado de rodillas, meses antes de escapar de aquel régimen de oprobio.
Redacción Cubanos por el Mundo