Manuel Rodríguez Santos, de la provincia de Sancti Spíritus y conocido cariñosamente como “Manolito”, tiene 21 años y una nueva oportunidad de vivir gracias al gesto de un amigo de la infancia que no dudó en salvarlo.
Se trata de Johnny Rivadeneira Martínez, quien le donó uno de sus riñones sin tener ningún vínculo genético con él y, de esa forma, pudo otorgarle una nueva oportunidad a una persona que, si bien no tiene su misma sangre, puede considerarse su hermano.
La prensa oficialista dijo que se trata del primer caso de este tipo en la región central de Cuba, y cuya operación se realizó en el Hospital Clínico Quirúrgico Hermanos Ameijeiras, de La Habana, y duró más de tres horas.
La “aventura” que salvó a Manolito. El gesto de desprendimiento humano sin límites de un joven espirituano de donar uno de sus riñones le salvó la vida a su amigo, sometido a trasplante de este órganohttps://t.co/lDWUHE9vOF #LecturaRecomendada pic.twitter.com/uueM9N58BQ
— Escambray (@escambraycu) December 21, 2023
La madre de Manolito, Miladys Santos Denys, expresó a Escambray su profunda gratitud por el “acto salvador, impagable, de gratitud eterna” de Johnny, quien arriesgó su salud para salvar la de su amigo.
Pero no todo es tan sencillo como parece, y el camino hacia el trasplante no fue fácil. Todo empezó cuando este joven de Sancti Spíritus fue diagnosticado con una enfermedad renal crónica en 2019, causada por una glomeruloesclerosis focal y segmentaria, que le obligó a someterse a varios tratamientos, como inmunosupresores, quimioterapia y diálisis, sin obtener resultados positivos.
“Durante 2019 estuvo ingresado prácticamente durante todo el año en el Hospital Pediátrico de Sancti Spíritus, con múltiples complicaciones”, dijo la madre del paciente al medio citado.
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La única esperanza era el trasplante, pero no había ningún donante compatible en su familia. Fue entonces cuando Johnny se ofreció voluntariamente a hacerse las pruebas y resultó ser apto para la donación, y sin dudarlo, accedió.
Tras la intervención, ambos tuvieron que pasar por un proceso de recuperación en el que Johnny sufrió fiebre e infecciones, y Manolito tuvo que esperar a ver cómo reaccionaba su cuerpo al nuevo órgano.
Afortunadamente, todo salió bien y los dos amigos pudieron regresar a su hogar, donde les esperaba una nueva vida.
Redacción de Cubanos por el Mundo