El reportero oficialista Lázaro Manuel Alonso, en un alarde de “combate a la corrupción”, ha publicado capturas de pantalla donde delata a vendedores ilegales de combustible.
Alonso, uno de los voceros de la tiranía, lamentó en una publicación que hayan surgido grupos de Facebook y WhatsApp para vender combustible por la izquierda.
¿Acaso no sabrá este muchacho que la mayoría del combustible que se vende en el mercado informal viene de las empresas estatales y las asignaciones a los propios dirigentes del Partido Comunista de Cuba?
“En los últimos días, que ha sido más difícil adquirir combustible, han emergido en las redes digitales, sobre todo grupos de Facebook y wapp, ofertas de venta de gasolina y diésel, que algunos parecen adquirir con ciertos privilegios”, asegura el comunicador.
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Cuba vive una severa crisis en el combustible (y en todo lo demás), lo cual repercute negativamente en al vida de los ciudadanos de a pie.
Cancelación de eventos deportivos, reducción de viajes del maltrecho transporte escolar o público y los tortuosos apagones, entre otro sinnúmero de ejemplos, afectan al cubano de a pie.
Lazarito, sin embargo, insiste desde su tribuna periodística en reforzar el control en los servicentros y llevar a cabo “acciones concretas con quienes están convirtiendo la necesidad en un negocio”.
Este empeño es el cuento de la buena pipa en la Cuba del trapicheo y la resolvedera. Ni chivatear a los grupos en reportes de televisión, ni alardear de radical tumbará el negocio del combustible en el Estado Fallido.
Los choferes de las asambleas municipales del poder popular o de las sedes municipales del PCC son los primeros que venden sus asignaciones de combustible.
¿Con cuál diesel o gasolina se mueven los boteros de La Habana si no es con la que se roban los propios funcionarios y conductores?
¿Con qué se alimentan las plantas generadoras de electricidad que los “gusanos” que ahora son “mariposas” envían a la Isla apagada?
“Los choferes advierten que han vuelto los coleros. Venden el turno por encima de los mil pesos”, se queja Alonso en su post.
Más abajo alega que los números de los “dueños del combustible” fueron ocultados en su denuncia hecha desde su perfil personal en la red Facebook.
“Los ocultamos por respeto a su privacidad, pero están públicos en muchos grupos creados para inflar el precio de la gasolina”, concluye el escrito del reportero castrocanelista.
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Hubo varios comentarios a su publicación. Alguien le sugirió que en vez de delatar a estos meroliqueros del combustible, hiciera un reportaje de los niños en el puente de 100 que están recogiendo y vendiendo latas para sobrevivir.
“¿Sabes por qué, la miseria que tenemos, cosas q exponemos al mundo q no tenemos cuando en la realidad es otra, usted ha ido al campo? Ha visto el hambre y la miseria q hay en los batey en las provincias, por favor vamos a dejar la hipocresía q mientras otros viven super bien en Miramar y Siboney otros pasan hambre y sin electricidad, la realidad es dura para algunos y duele ver q los tuyos mismos se empeñen en opacar esas realidades”, le comentó Yhan Manuel Márquez Reyes.
Otro internauta identificado como Joel Ledo le ripostó “Aquí nadie se oculta para vender nada. Todo es público. Señal de que lo que “TIENE” que funcionar no lo hace.”
Redacción Cubanos por el Mundo