Detrás de ese nombre se esconde una “blanca de la realeza Castrista” que un día usó los improperios más racistas que se puedan escuchar en una boca, en defensa de su marindango Alex Castro
Por estas horas que se comenta la destitución “por renovación” de los Viceministros Fernando Rojas Gutiérrez y Kenelma Carvajal Pérez, quienes serán sustituidos en sus “responsabilidades” por “las compañeras Lizette Martínez Luzardo, quien fungía como Directora General de Políticas Culturales, y Lillitsy Hernández Oliva, actual Presidenta del Consejo Nacional de las Artes Escénicas”, les voy a traer una anécdota que vi yo con estos ojos que se van a comer la tierra un día, en el año 2006, y que demuestran a las claras la clasa de caca que es Kenelma Carvajal.
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Como muchos saben, Kenelma Carvajal es la esposa de Alex Castro Soto del Valle, hijo de Fidel Castro, quien se cree que es el mejor fotógrafo de Cuba y no es nada del otro mundo, pero por ser hijo del Cenicero Andante está “trepao”, hasta dando clases de fotografías y todo a extranjeros que vienen a la isla y por lo cual ¡faltara más!, cobra en dólares.
Sin embargo, antes de llegar ahí, al Parnaso donde se encuentra ahora, Alex Castro tuvo que pasar por “el filtro” y ese filtro implicaba formar parte del proceso de crecimiento de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba.
Con tal propósito se presentó un día, del año 2006, con un catálogo de fotografías de Fidel Castro con la esperanza de que con tal mamotreto en la mano su crecimiento sería algo de “coser y cantar”.
Sin embargo, Lesbia Claudina Vent Dumois estimó que el catálogo de fotografías de Alex Castro no reunía los méritos artísticos necesarios para su crecimiento y le dijo que no había sido aprobado; que podría volver a presentarse en otro momento, con otras fotografías y que entonces decidirían.
Alex Castro Soto del Valle, a quien nunca en su vida por ser hijo de quien era hijo se le había negado nada, salió de aquella oficina – nadie me lo contó, yo lo vi – echando espuma por la boca. Muy molesto y sumamente contrariado.
Las horas pasaron y de inmediato, en la oficina de Lesbia Vent Dumois se presentaron dos habituales chicharrones del Cenicero Andante a cuestionar la decisión tomada por Lesbia: Kcho, el pintor drogata, pedófilo y violento con las mujeres; y Rancaño, el pintor que dijo que él no quería una Cuba con Luis Manuel Otero Alcántara y se murió poco después.
Lesbia se mantuvo firme en su postura, a pesar de que tanto Kcho como Rancaño le dijeron – yo lo oí, nadie me lo contó – que eso no podía ser así, porque Alex era un gran artista. Cuando ya se le acabaron a ambos todos los argumentos artísticos y estéticos, Kcho sacó su As de Espadas.
“Coño, Lesbia, que ese es hijo de Fidel”.
Sin embargo, debió meterse el As en sus nalgas, porque Lesbia no tranzó, y tanto Kcho como Rancaño debieron irse, con su chicharronería a cuestas y el rabo entre las patas.
Horas después irrumpiría en escena Kenelma Carvajal a defender a su machote herido en su orgullo propio, y lo hizo de la manera más barriotera, vulgar y racista que hayan sido testigos esas paredes.
Entre las frases que recuerdo, porque lastimaron mis oídos, estuvieron “¿Quién te crees que tú eres, negra de mierda?”, “Eres una negra cochina y sucia”, “Negra mona”, “Eres muy comepinga para rechazar a Alex”, y otras iguales de soeces y racistas, que no preciso muy bien, pero sí recuerdo que hacía mención a la raza, entre ellas una donde mencionó “las pasas”; virtudes racistas aprendidas sin dudas de Dalia Soto del Valle, su suegra, quien es la reina de las racistas en la monarquía cubana.
Pues bien, esa y no otra es Kenelma Carvajal, una funcionaria que nos tenía el Ministerio de Cultura ubicada como Viceministra, y que al ahora recordar yo esta anécdota pongo en contexto los buenos y educados que son nuestros funcionarios de Cultura, donde destaca un golpeador y tocatetas como Alpidio Alonso, un guapetón cibernético como Fernando Rojas, un misógino, abusador y golpeador de mujeres como Luis Morlote y un corrupto descarado como Alexis Triana – ya un día les contaré los miles que se ha gastado el gobierno cubano en hacer que saliera “embarazado” – porque ya les conté hace poco del otro corrupto-cochino y serrucha pisos de Fernando Jacomino.
En fin, por mal que me pese tendré que reconocer que estoy contento porque al fin el Ministerio de Cultura se libró de la racista de Kenelma Carvajal; otra funcionaria mediocre que poco a poco pasará a formar parte de la “reserva olvidada” del Ministerio de Cultura.
Por ahora, se irá con su racismo al Comité Central del Partido, donde dice que le asignarán “nuevas tareas”.
