La estomatóloga Mailer Dominguez Leyva, esposa del conocido presentador oficialista cubano Humberto López, ha encontrado una manera única de desahogar su frustración causada por las constantes y controvertidas apariciones de su esposo en la televisión cubana.
Según “Aurelio”, un cubano residente en La Habana, él quiere creer que volvió a un “mal día” al escoger la Clínica Estomatológica Docente de Siboney, en el municipio de Playa, para hacerse una limpieza hace alrededor de unas dos semanas.
Allí fue atendido por la doctora Leyva, a quien se la recomendaron la primera vez que fue por “su meticuloso trabajo y amable trato”, pero la experiencia esta vez, su segunda en la clínica, no fue muy placentera.
Según explicó “Aurelio”, al parecer la mujer ha comenzado a aplicar una técnica terapéutica poco convencional. Cada vez que Humberto López “mete muela” en la televisión, un término cubano para referirse a hablar sin sentido o decir tonterías, la doctora Leyva se desquita “extrayendo” la frustración en cada consulta.
Eso lo descubrió él, de casualidad, cuando vio que Humberto vino a recogerla en su carro, y se acordó que el día antes, “Un brete” había estado hablando en la TV de los youtubers “terroristas” de Miami. Y recordó cómo, en otra ocasión, que ella lo atendió también, “un bretico” también había estado hablando el día antes en la televisión sobre otra cosa igual de metatrancosa.
“Es increíble, pero parece que después de una sesión de ‘muela’ de su esposo, los pacientes sufren su mala praxis”. O al menos eso cree “Aurelio”.
El pobre hombre dijo que en esta ocasión tuvo “una experiencia dental más intensa de lo habitual.”
“Vine por una limpieza y salí sintiendo que me dolía toda la cajetilla”, comentó entre risas vía telefónica.
“Espero que esto no sea una especie de ritual. Que vea a Humberto López ‘metiendo muela’, y luego ella quiera quitarme las muelas a mí, porque es algo catártico lo que he sufrido. La verdad es que tenía muy mala leche ese día. Para mí que habían discutido de política,” especuló.
“Aurelio” dijo que Mailer le dio cita para dentro de seis meses, pero asegura que no volverá. No solo por la mala experiencia que tuvo sentado frente a la estomatóloga, sino porque el agua que le echaron en la boca no se veía muy limpia que digamos.
“No sé, pero yo creo que un agua así no debería utilizarse en una clínica. Era una cochinada, la verdad,” añadió.