El opositor cubano, José Antonio Pompa López, fue despedido de la pizzería donde trabajaba y expresó su inconformidad colocando un cartel en el balcón de su casa en La Habana.
En una declaración al portal independiente CubaNet, Pompa López denunció que la Seguridad del Estado ordenó su despido y aseguró que su situación es crítica, pues no tiene para darle de comer a sus hijos.
“La Seguridad del Estado no me dejó otra opción que acudir a la protesta. Me dejaron sin trabajo y mis hijos se están muriendo de hambre. No tengo dinero para darles de comer. La dictadura intenta doblegarme por hambre”, dijo al medio citado.
Vale la pena destacar que el opositor cubano es el principal sustento de su familia, compuesta por su esposa, un niño de ocho años y un bebé de dos meses.
Ante su difícil situación, Pompa López decidió llevar a cabo la protesta desde su propia vivienda para que la población cubana sea consciente de la realidad que enfrenta.
“Pensé en ir para Villa Marista y exponer mi denuncia allí, pero no, decidí mejor hacerla aquí, para que el pueblo sepa de lo que son capaces estos esbirros, un gobierno que dice proteger a los niños, pero es mentira”, aseveró.
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José Antonio Pompa López ha sido, como muchos opositores y activistas, víctima de represión castrista en múltiples oportunidades.
En 2016, estuvo preso durante cinco meses tras participar en una protesta frente al Capitolio de La Habana. Posteriormente, en 2019, fue nuevamente sancionado a un año de prisión por el mismo delito.
La situación de José Antonio Pompa López es un ejemplo más de las condiciones precarias a las que se enfrentan los opositores dentro de la isla comunista, donde opinar es un delito.
Redacción de Cubanos por el Mundo