En una noticia que ha conmovido profundamente a la comunidad deportiva de Santiago de Cuba, se conoció hace apenas una semana el fallecimiento de Pedro Betancourt, una leyenda local del boxeo, muy querido y respetado entre los habitantes de su ciudad natal. Un hombre que asegura fue más grande que los grandes.
Betancourt, conocido cariñosamente entre sus amigos y seguidores como “El Papá” o “Beta”, se destacó no solo por sus habilidades en el ring sino también por su carisma, humildad, y el amor incondicional hacia su deporte y su gente.
Nacido y criado en Santiago de Cuba, Betancourt se convirtió en un ícono del boxeo santiaguero, admirado tanto por su destreza como por su personalidad afable y accesible. Fue una figura que trascendió los límites del deporte para convertirse en un personaje popular, recordado por todos aquellos que tuvieron el privilegio de conocerlo.
Entre sus multiples hazañas, de esas que él mismo contaba ya, “después de viejo”, Betancourt aseguraba que en alguna que otra ocasión en la cúspide de su carrera, había vencido a dos leyendas del boxeo mundial como el cubano Andrés Aldama y el norteamericano Pernell Whitaker.
Sin embargo, tales victorias solo estaban en su cabeza, pues los golpes recibidos durante el tiempo que estuvo sobre un ring, y los golpes de la vida propiamente dichos, como diría un amigo suyo en un sentido post visto en Facebook, “le dañaron su salud mental”.
“EPD mi amigo Pedro Betancourt. Ícono del Boxeo Santiaguero. (…) Muy querido por quienes lo conocieron. (…) Te recordaré siempre,” expresó Jorge Hechavarría.
Alejandro Quiroga dijo por su parte:
“(…) se nos va al cielo un icono del boxeo santiaguero… hombre humilde, muy sencillo, carismático… de luto el boxeo de nuestra indómita ciudad…”.
Quiroga recordó que Betancourt fabulaba, pero contaba “muy en serio (…) que le ganó a Andrés Aldama y a Pernell Whitaker y a otros cuantos más…”.
“Lo cierto es que lo disfrutábamos,” añadió, con complicidad con la mentira que durante años le escucharon decir de sus labios a Pedro Betancourt.
“Esta mañana un infarto nos lo arrebató… descansa en paz (el papá)… el (beta)… Nuestro atleta (Pedro Betancourt)),” concluyó.
Estas palabras y las que se expresaron en los post, a modo de comentarios, dan una imagen de un hombre que, más allá de sus logros deportivos reales o ficticios, era profundamente amado por su genuina bondad y espíritu luchador. Los mensajes reflejan el profundo afecto y respeto que la comunidad sentía por Betancourt, así como la tristeza que su partida ha dejado en el corazón de muchos.
La realidad es que Betancourt jamás se enfrentó a Whitaker, y es probable que no le haya ganado tampoco a Andrés Aldama, a no ser en unos Juegos Escolares.
Whitaker, enfrentó en su carrera deportiva dos veces al boxeador cubano Ángel Herrera. Perdió contra el dos veces oro olímpico en la final del Campeonato del Mundo de 1982, pero lo venció luego un año después en la final de los Panamericanos de Caracas. Luego, en el año 1997, le ganó por nocao a otro santiaguero ilustre: Diosbelys Hurtado.
Descanse en paz, Pedro Betancourt, el boxeador que con su talento, carisma y humanidad, dejó una huella imborrable en su indómita ciudad y en los corazones de todos los que lo conocieron. Aquel que, en su mente, siempre, derrotó a Aldama y a Pernell Whitaker.
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