Los participantes deben demostrar no solo velocidad y resistencia, sino también una agilidad sobrehumana para esquivar obstáculos urbanos como baches, peatones desprevenidos y el ocasional ciclista que se cruza en su camino, a lo Anier García o Dayron Robles.
Los cubanos han decidido redefinir por completo el concepto de atletismo, e innovar con las disciplinas deportivas, participando en una nueva y emocionante modalidad: la carrera mixta de resistencia y velocidad persiguiendo camiones cargados de arroz.
Esta modalidad deportiva está inspirada en la legendaria figura de Alberto Juantorena, el único humano capaz de vencer en dos pruebas distintas del atletismo que combinan velocidad y resistencia – los 400 y 800 metros planos – pero adaptada a aquellos que no pueden viajar al extranjero, como hizo Juantorena en Montreal 1976.
Sin embargo, los detractores contrarrevolucionarios afirman que de Juantorena nada, pues esta modalidad de moda en Cuba actualmente está inspirada en las carreras donde los galgos le caen atrás a una liebre. Como en Cuba no hay galgos y muchísimo menos liebres y conejos, los cubanos han adaptado la figura del señuelo y que, en el caso que nos ocupa, utilizaron un camión cargado de arroz vendiendo la gramínea a la módica suma de 165 CUP la libra.
Esta competición no oficial, pero altamente competitiva, ha capturado la imaginación de la población, ofreciendo una mezcla única de deporte, estrategia y supervivencia culinaria.
El evento, no sancionado por ninguna federación deportiva conocida (aunque no dudamos que pronto lo será, dado su creciente popularidad), consiste en localizar un camión que transporte el preciado grano – o cualquier otro producto alimenticio – y luego emprender una emocionante persecución por las calles de la ciudad. Los participantes deben demostrar no solo velocidad y resistencia, sino también una agilidad sobrehumana para esquivar obstáculos urbanos como baches, peatones desprevenidos y el ocasional ciclista que se cruza en su camino, a lo Anier García o Dayron Robles.
Los atletas, equipados con nada más que sus zapatillas y una determinación férrea, deben calcular cuidadosamente cuándo hacer su movida estratégica para adelantarse al camión y asegurar su posición en la “zona de compra”. Los espectadores, maravillados por la destreza y tácticas de estos corredores, se congregan en las aceras para animar y quizás, solo quizás, aprender algunos trucos para sus propias futuras carreras.
Este nuevo deporte no solo ha revolucionado la forma en que los cubanos se mantienen en forma, sino que también ha introducido un nuevo criterio para medir el éxito: la cantidad de arroz que uno logra adquirir al final de la carrera. Olvídate de las medallas y trofeos; aquí, el verdadero premio es un saco de arroz que garantiza la cena para la próxima semana.
El INDER, que por estos días ha estado inmerso en una tremenda balacera por unos carros otorgados a quienes no se lo merecían, ha asegurado a Cubanos por el Mundo que, se están haciendo pruebas en la pista del recortán santiaguero, la Villa Panamericana y la pista de Atletismo “Aurelio Brunet” en la ciudad de Cienfuegos para lograr una mayor masividad en este deporte y, han descubierto, que si en lugar de 165 CUP/lb la rebajan a 100 CUP son más las personas que participan.
Así que, mientras el mundo sigue debatiendo si el ajedrez es un deporte o no, Cuba va un paso adelante, fusionando la pasión por el deporte con la necesidad básica de alimentación.
No cabe duda de que este innovador evento deportivo será estudiado y posiblemente imitado en otras partes del mundo, donde correr detrás de un camión puede no ser necesario, pero ciertamente añade un nuevo nivel de emoción a la tediosa tarea de hacer la compra semanal.