En un mundo donde la música y la migración se entrelazan como las cuerdas de una guitarra, Ernesto Cisneros parece dijo NO MORE
En una épica huida de las cacofonías sociales actuales cubanas, Ernesto Cisneros Cino, el legendario tecladista de Mala Fe ha decidido que ya tuvo suficiente de luchar contra las distorsiones en la isla, que parecen más persistentes que la lluvia en Londres, y armado solo con su teclado, su ingenio, y una colección de camisas de lino blanco, ha zarpado hacia el norte, hacia las costas de Miami, en busca de un nuevo comienzo entre palmeras y “ritmos menos conflictivos.”
Según hemos podido constatar en su perfil de Facebook, Ernestico “dejó la pincha” con Mala Fe el mismísimo 14 de febrero y se la dejó en la uña a sus compañeros de banda, temiéndose que a partir de ahora sea uno de los pianistas más solicitados en la escena musical en Miami, y a quien presuntamente veremos pronto acompañando a alguien en Desafinados, La Mesa, Alfaro, Neme, o algún que otro cabaret donde habitualmente se presentan los músicos y cantantes cubanos.



Todavía la decisión de Ernesto no ha comenzado a provocar esa lógica tormenta que en casos como este se desatan en las redes sociales, con fans dividiéndose entre los que lamentan su partida y los que a lo Paparapín ya están buscando su casa en Google Maps, para echarlo pa´lante en yutú u organizar serenatas de apoyo.
Recordemos cómo, uno más apagado que un candil bajo un aguacero, Juan Carlos Rivero, quien durante más de dos décadas fuera director musical, tecladista, compositor y arreglista del conocido grupo Moncada, decidió radicarse en Miami, siguiéndole la pista al que hasta el 2014 fuera el vocalista principal de la agrupación, Tony Luis González, y al guitarrista Leonardo Ignacio Hernández Remedio.
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La pregunta en la mente de todos es si este cambio es una búsqueda genuina por un sonido más puro o simplemente un deseo de cambiar los aires distorsionados de La Habana por trajes de baño y disfrutar de la vida en las playas soleadas.
En un mundo donde la música y la migración se entrelazan como las cuerdas de una guitarra, Ernesto Cisneros parece estar componiendo su propia sinfonía, una mezcla entre el sueño americano y el ritmo caribeño, reconociendo que – tal vez – “algo” de su líder, Israel, se fue de la partitura, y quiso él labrar su propio sino, con S.