Leticia Martínez Hernández, la 2da periodista preferida de Díaz-Canel, solo por detrás de su cúmbila Arleen Rodríguez Derivet, acaba de cumplir 40 años de edad.
De ello me enteré gracias a nuestra Primera Dama que no es Primera Dama: Lis “La Machi” Cuesta Peraza, que le dejó unas sentidas palabras en Twitter donde expresó:
“¡Felicidades en tus 40 abriles, Lety querida, militante, buena y hermosa! DC y yo te deseamos se cumplan todas tus metas, junto a tu maravillosa familia.”
Mirando esa foto, con su cabeza alargada y sus ojos pequeños y hundidos, lo que me vino a la mente fue una reflexión de la época en que esa niña llegó al Granma; y de la época en que el ya difunto Lázaro Barredo, director por ese entonces del también llamado Yate, se puso a acosarla sexualmente.
¡Cómo pasa el tiempo! Por esa época yo también me encontraba trabajando en el Granma y a decir verdad Leticia Martínez me caía bien.
Para nada era esta chica que Uds. ven ahora comprometidísima con la Revolución en las redes sociales. ¡Todo lo contrario! Leticia Martínez era “irreverente” y de hecho estaba sumamente molesta con el régimen, que le había encarcelado a su padre durante muchísimo tiempo en 100 y Aldabó, y al cual le quitaron dos computadoras que nunca le devolvieron.
Esto era algo que sabía Barredo y le molestaba: que Leticia no fuera “integrada”. De ello me enteré un día que el adiministrador por entonces de Granma, y amigote mío Claudio Adams George, me lo contó.
Claudio era el encargado de llevarle jabas y cajas de comida a la casa de Barredo. Se las llevaba por cantidades y entre ellos dos había buena concuspicencia. Tanta que Barredo un día le contó que estaba puesto “para la palomita nueva”, refiriéndose a Leticia Martínez Hernández.
Cuando yo me fui del Granma existía el runrún de que Barredo y ella finalmente habían logrado refocilarse. Sin embargo, existía otro rumor, y es que ella había denunciado el acoso sexual de Barredo y que el Partido, sabedor de que Barredo también había intentado acostarse con otras jóvenes periodistas optó por mandar a Leticia lejos del Granma y cayó ella donde Raúl. Y luego le cayó el puesto a dedo. Ese al que “La Machi” llamada DC en su tuit.
Por el año 2011 quizás, antes de ella casarse con su actual pareja y tener su segunda hija, a Leticia, a quien felicito en sus 40 años con estas anécdotas de su vida, su pareja anterior la había dejado con otra niña – la mayor – y se fue a vivir para los Estados Unidos.
Lo cierto es que esa separación fue amistosa, y el padre de la niña mayor siguió cumpliendo con sus obligaciones de padre, enviándole ropa, medicina y dinero a la niña. ¿A quién se lo mandaba? Pues a la madre, que era la que podía recibirlo y del cual, es obvio, ella se beneficiaba.
Así que mientras Uds. la veían y la ven, combativa en las redes, piensen en aquella familia a la que una vez le arrancaron el horcón y de pronto, la descendiente resultó beneficiada en medio de horrendos periodos económicos en Cuba con: un puesto cercano al máximo dirigente cubano con sus correspondientes viajes y cajas de comida y productos de aseo, además de las remesas que desde el Norte revuelto y brutal le manda su ex marido.