Un nuevo arrebato del cantautor Cándido Fabré ha quedado para la posteridad, como signo del pensamiento ovejuno de este personaje.
El video, compartido en nuestra cuenta oficial de Instagram, deja entrever el carnerismo sin precedentes que demuestra Fabré.
El Rey del Repentismo en la música bailable aparece vestido con una camisa con el logo de los Mets de Nueva York, y debajo otra prenda con la imagen del Tirano en Jefe, Fidel Castro Ruz.
La locutora que lo entrevistó osó decir que el hijo de Sixta y Papá Neto “quiso” (en pasado) al dictador cubano y este le rectificó citando una composición del español Manolo Galván.
“Lo quise, lo quiero y lo querré..”, dijo Fabré “visiblemente emocionado” (lugar común en las notas de prensa de donde tú sabe).
Respecto a los apagones, el artista aseguró que “en apagón uno aprende” y que cuando ocurren estos cortes de electricidad, en ese “poquito rato”, él “hace cosas”.
Una de esas “cosas” que hizo fue componer un tema que lleva por título “Entre apagón y alumbrón”, que promete ser un éxito en las pistas y fiestas populares de toda la Isla.
No se refirió el muy cándido Fabré al instante en que le cortaron la electricidad, durante un concierto suyo, en abril pasado.
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Y, para rematar, como si se se tratara de UnPenco López u otro vocero de aquella dictadura siniestra y genocida, Fabré aseguró que en Cuba hay libertad de expresión.
“En mi lenguaje, en mi corazón, en mi sentimiento, en mi firmeza, si hay libertad de expresión”, dijo, en lo que parece ser la cabina de algún medio de difusión de Jobabo, en la oriental provincia Las Tunas.
Cándido Fabré confirma que es uno de los loros y peones de la dictadura de Raúl Castro y su títere Díaz-Canel, pues su discurso sintetiza esa “resistencia creativa” que exhorta la cúpula de La Habana.
Apagones, resistencia creativa, libertad de expresión, culto a la personalidad del tirano que hundió a Cuba en la absoluta miseria y un falso patriotismo son los temas que, en breves palabras, ha mencionado el oriundo de San Luis.
Cuando se cierre esa puerta, cuando el programa de radio lance el tema de despedida y Fabré recoja sus herramientas, allí, en el silencio de su habitación, él sabe que estuvo hablando mierda y entre su mierda y su complicidad, tendrá que sobrevivir.
Alexander Otaola se lo tiene pronosticado: va a terminar como Juana Bacallao, abandonado y olvidado a su suerte.
Redacción Cubanos por el Mundo