La escritora cubana Sayli Alba Álvarez describió la difícil realidad de vivir con solo cuatro horas diarias de electricidad.
En su relato, revela cómo estas restricciones afectan todos los aspectos de su vida cotidiana y la de su familia.
“El refrigerador ya no retiene el frío. Estoy comprando el plato fuerte diario porque se echa a perder, al igual que la leche del niño. En esas cuatro horas escribo y cocino. Escribo porque yo me gano el dinero escribiendo, pero gane la cantidad que gane, es solo para sobrevivir, así exactamente.”
La escritora narra cómo la falta de electricidad ha transformado su vida en una constante lucha por la supervivencia: “Alimentarnos, comer, se ha vuelto una obsesión. Solo pienso en comidas, en lo que comeré hoy y en lo que compraré cuando vuelva a llegarme dinero.”
La situación se agrava durante las noches. “Son las doce y cuarenta. Se escuchan las voces de los vecinos, llegan a mí como si vinieran de otro mundo, una lejana pesadilla. Está muy negra la noche. No corre una gota de aire y hay enjambres de mosquitos, me pican las manos y la cara. En el cuarto mi esposo y mi hijo se quejan; tienen dos ventiladores recargables pequeños, pero es muy fuerte el calor y el cuarto muy cerrado.”
Pese a recibir mensajes de ánimo de sus amigos, la escritora subraya la gravedad de la situación y asegura que vivir así le genera cansancio emocional y físico. “Me escriben amigos, incluso pidiéndome que sea positiva, sin embargo, es cuestión de vida, de equilibrio. Yo siempre he sido positiva, dispuesta, he derribado puertas que han sido montañas. Jamás me he detenido, jamás he dejado de soñar, ni de amar.”
A escritora cubana exige al régimen comunista una respuesta y solución ante esta situación que mantiene su vida y la de muchos cubanos atravesando por dificultades.
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Redacción Cubanos por el Mundo
