En un contraste marcado por el tiempo y las decisiones políticas, la economía de Florida brilla como un faro de crecimiento y prosperidad en los Estados Unidos, mientras que la de Cuba sigue enfrentando desafíos que la llevan en una dirección opuesta. Este contraste no solo es una muestra de las posibilidades económicas desaprovechadas, sino también un reflejo de cómo las decisiones políticas pueden moldear el destino económico de una nación.
Florida ha sido reconocida, por segundo año consecutivo, como la economía más destacada de Estados Unidos, según un estudio anual de CNBC que evalúa a los estados en múltiples métricas de competitividad.
En 2024, este estado no solo mantuvo su posición líder en economía, sino que mejoró su clasificación general al quinto lugar entre los mejores estados para hacer negocios en el país.
Este logro se debe en parte a las políticas económicas implementadas por el gobernador Ron DeSantis, quien destacó la reducción del gasto público, el recorte de impuestos, el aumento en los salarios de los maestros, y la generación de un superávit presupuestario récord.
Por otro lado, la economía cubana muestra una realidad diametralmente opuesta.
Según declaraciones del ministro de Economía cubano, Joaquín Alonso Vázquez, la economía retrocedió casi un 2% en 2023, marcada por un alto déficit fiscal, emisiones monetarias excesivas y una inflación que se resiste a bajar del 30%. Estos problemas económicos son producto de una serie de políticas y desafíos estructurales que han mantenido a la isla en un “escenario complejo”, exacerbado por limitaciones en el combustible y la energía, y una desconexión entre la empresa estatal y el sector privado.
El contraste entre Florida y Cuba es notorio y suscita una reflexión importante: ¿hasta dónde hubiese podido llegar Cuba si los comunistas no hubiesen tomado el poder en 1959? Florida ofrece una muestra fehaciente de las oportunidades económicas que pueden florecer bajo un sistema que promueve la iniciativa privada, la competencia y un entorno fiscal favorable. En cambio, Cuba, con recursos naturales y una ubicación estratégica similar, ha seguido un camino de restricciones económicas, estatización y políticas que han coartado la iniciativa individual y la eficiencia económica.
El informe de CNBC resalta que mientras Florida se destacó en educación, atracción de migración y formación de nuevas empresas, también enfrenta desafíos en infraestructura, calidad de vida y costo de vida, aunque estos no han impedido su progreso económico general. En contraste, el informe económico cubano pinta un panorama de gestión insuficiente y una economía que, en palabras populares, “va para atrás como el cangrejo”.
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Este análisis no solo subraya las diferencias en términos de políticas y resultados económicos, sino que también ofrece una ventana a lo que podría haber sido. Una Cuba sin las ataduras del comunismo podría haber aprovechado su potencial económico de manera similar a Florida, atrayendo inversión, fomentando la educación y la innovación, y proporcionando a sus ciudadanos una calidad de vida mucho más elevada.
Y no es que lo digamos nosotros. No. Hasta los propios periodistas oficialistas lo reconocen.
Una de ellas, identificada como Yuni Moliner, compartió en Facebook su desalentadora experiencia en una feria agropecuaria en Matanzas, donde la situación le recordó al “viejo oeste” debido al evidente engaño al consumidor y la falta de control gubernamental.
Moliner describió cómo en la feria solo había dos quioscos vendiendo pollo a precios exorbitantes y cómo la escasez de productos básicos como el pollo es habitual.
Durante su espera en la cola para comprar mango, una inspectora apareció con un listado de precios que permitió a Moliner comprar la fruta a un costo menor, aunque el precio del maíz aumentó en el mismo evento.
La periodista, con humor, también señaló la ineficiencia del régimen en garantizar productos básicos y en regular los precios de manera coherente.
Esta experiencia refleja un problema más amplio en Cuba, donde los ciudadanos enfrentan regularmente desafíos similares en otras provincias, como Sancti Spíritus, donde la calidad de los productos en las ferias también ha sido objeto de críticas.
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