El enigma de un crimen ocurrido hace más de dos décadas en Artemisa, Cuba, ha comenzado a desvelarse tras el descubrimiento de una osamenta humana en la remodelación de una casa, llevando a luz una historia marcada por la violencia doméstica y secretos familiares largamente guardados.
La historia comienza cuando un cubanoamericano de Miami adquiere una propiedad en Artemisa y, durante trabajos de renovación, encuentra los restos esqueléticos en el closet de la vivienda. Este hallazgo puso en marcha una investigación que ha destapado detalles sombríos de un pasado violento.
Los restos fueron identificados como los de Jorge López, conocido localmente como Pepín, quien había desaparecido hace 21 años. Según fuentes de Cubanos por el Mundo, el descubrimiento ocurrió cuando el nuevo propietario sintió un vacío bajo el piso del closet, revelando finalmente el esqueleto oculto.
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La policía, alertada por el dueño, inició una indagación que condujo a la captura y confesión del hijo mayor de la víctima, Jorge López García, quien era un destacado militante del Partido Comunista de Cuba y licenciado en Cultura Física. López García, quien también había trabajado en Venezuela como instructor deportivo, confesó haber cometido el crimen alegando años de abuso doméstico por parte de la víctima hacia su esposa e hijo menor.
Según una fuente cercana a la investigación que se puso en contacto con Cubanos por el Mundo, el móvil del asesinato radicaba en el comportamiento abusivo de su padre, quien al beber se volvía violento con su esposa y abusaba de su hermano menor.
“Estos actos impulsaron a López García a cometer el asesinato, después de lo cual desmembró el cuerpo y lo escondió dentro de su propia casa, en un intento de ocultar el crimen,” dijo la fuente, que asegura conocer partes de la confesión del presunto asesino.