Las termoeléctricas, como la Central Termoeléctrica Antonio Guiteras, que deberían proporcionar una cantidad significativa de electricidad al país, enfrentan constantes averías y períodos prolongados fuera de servicio
La situación energética en Cuba sigue siendo crítica. La Central Termoeléctrica (CTE) Antonio Guiteras, ubicada en Matanzas y una de las principales fuentes de generación eléctrica del país, continúa fuera de servicio, agravando los ya recurrentes apagones que azotan a la población. A pesar de los esfuerzos por sincronizarla nuevamente al Sistema Eléctrico Nacional (SEN) tras la avería ocurrida en la madrugada del miércoles, los técnicos no han logrado resolver los problemas técnicos, principalmente relacionados con el mando de aceite de las válvulas de la turbina.
Las autoridades habían previsto que la Guiteras podría reincorporarse al sistema en 24 horas, pero esto no fue posible. De hecho, ahora se ha anunciado que la planta permanecerá fuera de servicio por al menos una semana más, mientras se llevan a cabo labores de mantenimiento adicionales. Esta prolongada inactividad ha dejado al país con una capacidad de generación extremadamente limitada, aumentando el déficit energético que ya supera los 800 MW durante las horas pico.
Este déficit se traduce en largas horas de apagones diarios que afectan a millones de cubanos, quienes no solo deben soportar el calor sofocante del verano, sino también la proliferación de mosquitos y las dificultades para mantener las condiciones mínimas de vida sin electricidad.
En Cuba, los apagones y los mosquitos son problemas interrelacionados que han afectado la calidad de vida de la población durante años, especialmente en tiempos recientes debido al deterioro de la infraestructura eléctrica y las limitaciones en el suministro de energía.
Apagones en Cuba. Mosquitos y enfermedades
Los apagones en Cuba se han convertido en una constante en la vida diaria de los cubanos. La falta de mantenimiento adecuado de las plantas generadoras, combinada con una infraestructura eléctrica envejecida y el déficit de combustible, ha provocado que el país no pueda satisfacer la demanda energética.
Estos apagones, que pueden durar varias horas al día, afectan no solo la rutina diaria de las personas sino también sectores críticos como la salud y la educación. La falta de electricidad interrumpe en ocasiones el suministro de agua, impide la refrigeración de alimentos y medicamentos, y dificulta las comunicaciones. Además, los apagones son especialmente graves durante el verano, como ahora, que es cuando las temperaturas elevadas hacen que la falta de aire acondicionado y ventilación sea aún más insoportable.
Los apagones también contribuyen a la aparición de mosquitos, que aprovechan la oscuridad para hacer su zafra sanguínea en Cuba. Sin electricidad, los cubanos no pueden utilizar ventiladores o sistemas de aire acondicionado que ayudan a mantener alejados a estos insectos.
El aumento de mosquitos incrementa el riesgo de enfermedades transmitidas por estos insectos, como el dengue, el Zika y el chikungunya. En un contexto donde el sistema de salud ya enfrenta múltiples desafíos, la proliferación de estas enfermedades representa una amenaza adicional para la salud pública.
La crisis energética en Cuba ha generado un círculo vicioso donde los apagones prolongados facilitan la proliferación de mosquitos, lo que a su vez aumenta la incidencia de enfermedades y empeora la calidad de vida de la población. La falta de soluciones a corto plazo hace que estos problemas se agraven, dejando a los cubanos en una situación cada vez más precaria.
Las constantes interrupciones eléctricas también afectan el suministro de agua, la conservación de alimentos y la capacidad de comunicación, exacerbando la ya difícil situación social y económica del país.
La Guiteras, que en otros tiempos fue considerada una de las plantas más confiables del país, se ha convertido en un símbolo de la ineficacia y el deterioro de la infraestructura energética cubana.
Las continuas averías y la falta de mantenimiento adecuado han llevado a que la planta apenas pueda operar de manera continua, dejando al sistema eléctrico cubano en una situación de vulnerabilidad extrema. Mientras tanto, la población sigue esperando una solución que parece cada vez más lejana.
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