Tras varios días de apagones históricos en toda Cuba, y sin una solución cercana a la vista, la gente cree que falta muy poco para que los cubanos, otra vez, se vuelvan a lanzar a las calles.
La situación energética en Cuba ha alcanzado un punto crítico, y muchos creen que este podría ser el momento que han estado esperando el pueblo cubano para un cambio definitivo. Los apagones generalizados, sumados a la falta de combustible, han generado un descontento popular que recuerda las protestas del 11 de julio de 2021. En aquella ocasión, miles de cubanos salieron a las calles para exigir libertades y mejores condiciones de vida, marcando un antes y un después en la relación entre el pueblo y el régimen.
Hoy, la situación parece aún más grave. Con los continuos apagones que afectan incluso a provincias enteras durante más de 20 horas diarias, el malestar está creciendo de nuevo.
Las promesas de soluciones provisionales y la llegada de un barco de combustible han hecho poco para aplacar la ira de la población. El primer ministro, Manuel Marrero Cruz, salió incluso en los medios ayer para repetir lo que ya muchos sabían: la situación es insostenible debido al mal estado de las infraestructuras, la falta de combustible y el aumento de la demanda energética.
Marrero, en un intento desesperado por calmar los ánimos, anunció que algunas actividades económicas serían paralizadas para priorizar la generación eléctrica en los hogares.
Sin embargo, esta medida no ha evitado que en provincias como Camagüey, Holguín y Sancti Spíritus, la gente solo reciba electricidad durante tres horas al día. El pueblo está agotado de las “curitas” que el gobierno intenta poner sobre una herida que no cierra.
En Holguín, por ejemplo, un grupo de manifestantes salió pacíficamente a exigir la vuelta del servicio eléctrico, logrando que el gobierno encendiera la luz tras la protesta.
Estos pequeños levantamientos muestran que, aunque el régimen intenta mantener el control, cada vez tiene menos herramientas para hacerlo sin desatar una represión que podría escalar rápidamente.
Mientras tanto, la solución del régimen en provincias como Pinar del Río, es incentivar la producción de carbón vegetal, promoviendo su uso en medio de la crisis eléctrica.
Esta situación refleja la falta de respuestas reales a los problemas que enfrenta la población. Los cubanos, que llevan años soportando la escasez, la inflación y ahora los apagones interminables, podrían estar a las puertas de un nuevo estallido social.
El ambiente es tenso y la paciencia del pueblo está al borde del colapso. Este podría ser el momento final que muchos cubanos esperan: una oportunidad para alzar su voz y luchar por la libertad que tanto anhelan.