Debido a la crisis energética en curso y el golpe del huracán Oscar (ya convertido en tormenta tropical), el régimen castrista tomó la decisión suspender temporalmente las actividades administrativas y docentes durante tres días en Cuba, desde el 21 hasta el 23 de octubre.
Esta medida fue comunicada a través de una nota oficial difundida por medios oficialistas, y según sus palabras, su principal objetivo es “garantizar la seguridad de la población” y facilitar el restablecimiento de los servicios eléctricos esenciales.
No obstante, todo parece indicar que Díaz-Canel pretende “garantizar la seguridad” a punta de violencia y represión a quienes reclamen por sus derechos.

De igual forma, señala que aquellos trabajadores que no asistan durante estos días recibirán compensación económica, buscando así mitigar el impacto financiero que esta suspensión pueda ocasionar… aunque ciertamente, no alcance para nada.
Esta situación ha generado preocupación entre los ciudadanos, muchos de los cuales han comenzado a manifestar su descontento a través de protestas y cacerolazos en varias provincias.
Aunado al grave problema del sistema eléctrico, el sistema tropical Oscar se desplaza por la isla y se anticipa que podría provocar estragos en las costas de Guantánamo y Holguín.
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La actual situación refleja un periodo complicado para toda Cuba, cuyos ciudadanos enfrentan no solo los efectos del clima, sino también la enorme ineficiencia del régimen castrista.
Es importante subrayar que el puesto a dedo Díaz-Canel, amenazó con reprimir a todo aquel que salga ala calle a reclamar por la difícil realidad que se vive actualmente. Sin embargo, a muchos esas palabras no les ha importado en lo más mínimo y, cansados de tantas calamidades, siguen acudiendo a manifestaciones pacíficas para exigir tanto respuestas como acciones concretas.
Redacción de Cubanos por el Mundo