El influencer cubano José Ernesto González, conocido en redes como Carnota, lanzó un desesperado llamado este miércoles al presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump.
Con un tono de humor bastante pujón, pero con evidente preocupación disfrazada, Carnota instó al líder republicano: “Please, Donald Trump, lo único que te voy a pedir: ‘A los I-220A déjalos tranquilos’”.
Carnota, quien ha expresado en más de una ocasión su apoyo a Trump (a saber si es sincera o “disfrazada” teniendo en cuenta que tiene que producir dinero en Miami), recordó que él mismo se encuentra entre los miles de cubanos en Estados Unidos con un I-220A, un documento de parole condicional que, hasta ahora, no permite la regularización migratoria. Un documento que, si lo mirásemos detenidamente, nos dice a las claras que el joven no hizo méritos suficientes en la frontera como para ser considerado para un Asilo. ¿Por qué? La respuesta es obvia: Carnota nunca fue perseguido político en Cuba. Su humor ni siquiera era político.
“No me mandes para Cuba porque uno ya se ha implementado en estas tierras. Uno quiere estar aquí progresando, haciendo el bien. Uno vino a este país a crecer”, explicó Carnota en el video publicado en su cuenta de Instagram.
El joven llegó a territorio estadounidense a mediados de 2022 tras cruzar la frontera desde México y no es el único “chistoso” que está en esa situación. Aparentemente Miguel David Estévez, conocido como Miguelín, también está en la misma situación legal: con un I-220A. Otra humorista que también está en veremos, con un I-220A es Gelliset Valdés, más conocida por su personaje de “La Guajira”.
El temor de Carnota y otros beneficiarios del I-220A, que recordemos cómo en una primera manifestación en el Versailles se quisieron deslindar del problema político – ni Carnota ni Miguelín estaban allí que se sepa -, se debe a las promesas de campaña de Trump, quien afirmó que planea llevar a cabo la “deportación más grande de la historia” con redadas masivas de inmigrantes en situación irregular. El I-220A, aunque es un documento otorgado por una autoridad migratoria, no le ha permitido ni le permitirá jamás a miles de cubanos regularizar su situación migratoria, y por eso Carnota está cagao. Cagaíto de miedo. Con Tesla y todo que ya tiene, señal de lo bien que le ha ido en los Estados Unidos con Joe Biden en el poder.
El miedo de Carnota y de todos no es infundado. Hace apenas unas semanas, en octubre, Trump amenazó en uno de sus tradicionales mitin de campaña, con deportar a beneficiarios del parole humanitario y del programa CBP One, medidas consideradas por la administración de Joe Biden como exitosas en la reducción de la inmigración ilegal.
Mientras que los cubanos amparados por estos programas, como el parole humanitario, tienen la posibilidad de aplicar a la Ley de Ajuste Cubano tras un año y un día, lo que les permite optar por la residencia permanente, los que están bajo el estatus I-220A, como Carnota, siguen en un limbo legal que no les ofrece esas mismas opciones.
Por ahora, Carnota está en esa situación de expectativa; esperando a ver qué le deparan las políticas del nuevo presidente. Y a pesar de que, como él, muchos se ponen la gorra Maga y detrás cuelgan una bandera que dice TRUMP en letras mayúsculas, ni eso los salva.
Todos esperan, con ansias y humor nervioso, no tener que empacar sus maletas rumbo a La Habana.
O quizás sí. Tal vez están esperando a que los ayuden a regularizarse y ser residentes, para entonces hacer como el amigo de Miguelín, “La Flaca Verónica”, que apenas le dieron la añorada green card, hizo sus maletas, pero solo para viajar de visita a la isla de la que supuestamente había salido huyendo meses antes.
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