Recientemente, la periodista independiente Camila Acosta volvió a encontrarse con uno de los rostros que marcó uno los años más oscuros de su carrera: Alejandro, un represor de la Seguridad del Estado cubano.
El inesperado encuentro, que tuvo lugar en La Habana, terminó en un intento de Alejandro por arrebatarle el celular, tratando de evitar que su identidad fuera expuesta. En pocas palabras, su naturaleza.
El historial de Alejandro como agente represor incluye numerosos actos de hostigamiento contra Acosta en 2020. En aquel entonces, lideró desalojos, detenciones arbitrarias y amenazas que buscaban doblegarla.
Durante uno de los interrogatorios, recurrió a tácticas psicológicas, mencionando la salud de los abuelos de la periodista y responsabilizándola de cualquier eventualidad, todo con el objetivo de amedrentarla.
Sin embargo, Alejandro no se limitó a perseguir a Camila Acosta. Otras activistas como Iliana Hernández, María Matienzo, Nancy Alfaya y Marthadela Tamayo también fueron víctimas de su labor represiva.
Incluso después de 2020, fue visto manejando un vehículo oficial, lo que evidenció su permanencia dentro de las estructuras estatales, aunque bajo otra fachada.
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A pesar de los riesgos, la reportera decidió exponerlo públicamente. Publicó un video en redes sociales donde se muestra el rostro de Alejandro, acompañando la denuncia con un mensaje claro: los represores no podrán escudarse en el pretexto de “cumplir órdenes” cuando se enfrenten a la justicia en el futuro.
“Es bueno que estos sicarios entiendan que su impunidad se les acabará, y que ni escondiéndose debajo de una piedra podrán evadir la justicia”, escribió.
Pese a todo lo que ha tenido que aguantar, Camila Acosta no ha desistido de su labor periodística, esa que en la isla es muy importante para quienes la aplican correctamente, exponiendo la cruda verdad que azota a todo un pueblo.
Redacción de Cubanos por el Mundo
