La crisis sanitaria en Cuba se agrava día a día, mientras el régimen, de la mano de Díaz-Canel, insiste en culpar al “embargo” de Estados Unidos por la debacle de su sistema de salud.
Durante el Día de la Medicina Latinoamericana, el puesto a dedo utilizó sus redes sociales para felicitar a los médicos del país y responsabilizar al “bloqueo” de las carencias, pero evitó cualquier autocrítica sobre la gestión interna… si es que puede llamarse así.
Sin embargo, los ciudadanos han rebatido estas declaraciones en redes sociales, donde imágenes de hospitales públicos en ruinas y la falta de medicamentos reflejan una realidad devastadora.
Las instalaciones hospitalarias muestran camas deterioradas, paredes descascaradas y un entorno que contrasta con los hospitales exclusivos destinados a la élite del régimen, donde nacieron las nietas de Díaz-Canel, hecho que fue recordado por la comunidad en el ciberespacio.
Esta crisis no solo se limita a las infraestructuras. Los médicos cubanos, que ganan apenas 16 dólares al mes, enfrentan un costo de vida insoportable, lo que ha llevado a muchos a renunciar.
Mientras tanto, la dictadura prioriza el turismo, destinando a este sector un presupuesto muchísimo mayor que al sistema sanitario y los servicios sociales.
Además, los millonarios ingresos obtenidos por las misiones médicas internacionales no se traducen en mejoras tangibles para la población.
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A pesar de la gravedad de la situación, las autoridades optan por maquillar la realidad, como de costumbre. El Ministerio de Salud Pública y otros funcionarios emplean términos como “retos” y “complejidades” para referirse a una crisis que incluye el resurgimiento de enfermedades como el dengue y el oropouche, provocadas por la insalubridad en las diferentes instituciones y cada una de las calles del país.
En este contexto, los cubanos enfrentan una crisis sanitaria sin precedentes, con hospitales colapsados, escasez de medicamentos y calles insalubres.
Entretanto, las palabras de Díaz-Canel, lejos de aportar soluciones, profundizan la indignación de un pueblo que ya no aguanta más miseria.
Redacción de Cubanos por el Mundo