El Festival Internacional de Cine en La Habana vuelve a estar en el centro de la polémica, luego de que la activista trans Kiriam Gutiérrez, quien forma parte del equipo de la película Matar un hombre, señalara severas irregularidades en la organización del evento.
Gutiérrez expuso su indignación tras la cancelación de dos proyecciones de la cinta dirigida por Orlando Mora Cabrera.
Según explicó, la primera, programada en el cine 23 y 12, fue suspendida por problemas eléctricos. Más tarde, la reprogramación para el cine Acapulco también se canceló sin razones claras.
“No solo esta película atraviesa esta penosa y humillante situación, hay que mirar los ojos de muchos cineastas cubanos y extranjeros en este oscuro festival”, escribió la activista trans en Facebook.
Sin embargo, las críticas van más allá de los horarios incumplidos. Gutiérrez denunció la instalación de quioscos y baños públicos móviles en plena avenida 23, frente al Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), lo que generó olores desagradables que invadieron las inmediaciones de las salas.
“El hedor a orina y heces fecales mezclado con aroma de pollo frito, llegaba a las puertas del oscuro cine 23 y 12”, reveló.
Para la activista, estas fallas reflejan el abandono de las instituciones culturales en Cuba, una realidad que, según ella, contrasta con el prestigio que el cine cubano tenía en el pasado.
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También resaltó que la película ya ha sido proyectada con éxito en festivales internacionales como los de Lisboa y Guatemala, dejando en evidencia las dificultades de mostrar cine independiente en su propio país.
“Esta película ya se estrenó en el festival internacional de Lisboa y el festival internacional de Guatemala y la Habana y Cuba han abortado nuestro cine”.
Finalizando su denuncia, Gutiérrez aseveró que la organización del festival, así como la institución encargada de la misma, son una completa “vergüenza”.
Redacción de Cubanos por el Mundo