Una joven cubana, identificada como Dayanis, relató el tormento que vivió al ser secuestrada en Tapachula, México, luego de emprender un peligroso viaje desde La Habana en busca de una mejor vida.
El relato, marcado por el miedo y la incertidumbre, refleja los peligros que enfrentan los migrantes en su tránsito por territorio mexicano.
En su testimonio, ofrecido a la prensa local, dice que todo comenzó cuando vendió sus pertenencias más valiosas para costear el viaje.
Tras salir de Cuba y llegar a Guyana, contrató a una supuesta agencia de viajes que la llevó por tierra hasta Nicaragua. Desde allí, su travesía se tornó más peligrosa, pues cruzó fronteras bajo la guía de “coyotes”, quienes la trasladaron junto a otros migrantes hacia Guatemala.
En ese país, el trato que recibieron cambió radicalmente: fueron confinados en una casa de seguridad en condiciones inhumanas, custodiados por individuos armados.
El cruce hacia México ocurrió de madrugada, cuando los obligaron a abordar balsas improvisadas para atravesar el río Suchiate.
Una vez en Tapachula, la cubana pensó que había superado lo peor. Encontró refugio temporal y un empleo modesto como cocinera, pero la calma no duró mucho. La presencia de grupos armados que operan en la región se volvió una amenaza constante.
Una noche, hombres encapuchados irrumpieron en su vivienda, la sacaron a la fuerza y la trasladaron a un rancho conocido como “La Gallera”, donde permaneció secuestrada junto a otros migrantes.
Atados de pies y manos, los captores les exigieron a sus familiares un rescate de 10 mil dólares.
“Lo recuerdo perfectamente eran alrededor de las 01:00 horas, solo escuché que tumbaron la puerta, entraron hombres encapuchados con armas largas, se fueron directo a mi cuarto y me llevaron a la fuerza”, relató.
“En ese momento solo llevaba puesta mi ropa de dormir, me dijeron que me callara y me subieron al vehículo. Me vendaron los ojos y me ordenaron callarme, solo escuchaba ya poco ruido hasta que llegamos junto con otros secuestrados a un rancho y nos dejaron en un lugar que sus captores denominaron como La Gallera”, agregó.
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Tras dos semanas de agonía, su familia logró reunir el dinero, y ella fue liberada. La joven fue abandonada en las afueras de la ciudad, desde donde caminó hasta encontrar ayuda.
“Me arrojaron como si fuera un perro, caminé varios kilómetros hasta que una señora me encontró. Me refugió en su casa y me prestó su celular para realizar una llamada a mis seres queridos, quienes buscaron la manera de protegerse en Tapachula”, mencionó la cubana.
Aunque sobrevivió, su testimonio es un reflejo crudo de la vulnerabilidad de los migrantes frente al crimen organizado en el país azteca.
Lamentablemente, el de Dayanis no es el único caso de migrantes cubanos secuestrados en México en los últimos meses, una situación que se ha hecho recurrente y, en muchos casos, terminan con consecuencias desgarradoras.
Redacción de Cubanos por el Mundo
