Daniel Troya, un convicto cubano en Estados Unidos, se encuentra entre los 37 condenados a muerte cuya sentencia fue conmutada recientemente por el presidente demócrata, Joe Biden, a pocos días de concluir su mandato.
Esta acción, tomada en el contexto de una serie de reformas judiciales, pone fin a su condena a muerte y la transforma en una pena de cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.
El caso de Troya, condenado en 2010 junto a Ricardo Sánchez Jr. por el asesinato de cuatro miembros de una familia en un ajuste de cuentas relacionado con drogas en Florida, ha sido uno de los más comentados entre los beneficiados.

Junto a él, otros nombres como Jorge Ávila-Torrez, un miembro de la pandilla Mara Salvatrucha, y Edgar Baltazar García, un mexicano que mató a un recluso en Texas, también han visto sus penas modificadas.
Este cambio se suma a una serie de medidas que Biden ha impulsado a lo largo de su presidencia. Desde que asumió el cargo, su administración implementó una moratoria a las ejecuciones federales, lo que refuerza su postura de que la pena de muerte debe eliminarse, salvo en casos excepcionales como terrorismo o crímenes de odio masivos.
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Además, Biden ha otorgado varios indultos masivos durante los últimos meses, beneficiando a miles de personas que, supuestamente, han mostrado esfuerzos de rehabilitación, incluidos aquellos liberados durante la pandemia y exmiembros de las Fuerzas Armadas procesados por su orientación sexual.
Lo cierto es que, a menos de un mes de finalizar su travesía como presidente de Estados Unidos, este movimiento de Joe Biden seguramente dará de que hablar en la nación norteamericana.
El cubano Daniel Troya, por su parte, tendrá que pasar el resto de su vida dentro de la prisión.
Redacción de Cubanos por el Mundo