El 28 de diciembre, el Pitbull Stadium fue el escenario de un esperado concierto de Bebeshito, un evento que prometía ser un hito en la agenda cultural de Miami. Acostumbrados los cubanos a que llenar el Flamingo sea un éxito, esto les ha parecido a miles como si hubiesen conquistado de nuevo la Luna.
Sin embargo, los números no se alinearon con las expectativas. Según el equipo organizador, se vendieron 18,000 entradas en un recinto con capacidad para 21,000, lo que equivale al 85.7% de ocupación. Aunque este porcentaje puede parecer considerable, la realidad muestra que los espacios vacíos eran evidentes en muchas áreas, especialmente en la pista alrededor de la tarima, donde grandes pasillos y verjas de seguridad limitaban el área y creaban la ilusión de una mayor concurrencia.
Es importante destacar que muchas de las entradas fueron regaladas a través de sorteos en redes sociales y concursos, lo que pone en duda la verdadera demanda por el espectáculo. Según fuentes cercanas a la organización del concierto, fueron miles las entradas regaladas a los estudiantes de la FIU.
Las largas colas y la desorganización a la hora de entrar, especialmente para quienes habían pagado por mesas VIP, fueron quejas frecuentes de los asistentes. Mientras que otros artistas internacionales como Beyoncé y Bad Bunny suelen tener un control más riguroso y eficiente en sus eventos, este concierto dejó muchas preguntas sin respuesta.
Otro tanto ocurrió con el audio del evento. Según las misma fuentes, tres semanas antes no habían podido conseguir el dinero para pagar el mismo.
Detrás del evento, se perfila una narrativa más amplia sobre la comunidad cubana en Miami. Este concierto puede interpretarse como un indicador de la nueva oleada migratoria que ha llegado a la ciudad, atraída por la búsqueda de oportunidades y la complicada realidad en la isla. Sin embargo, no todos los que llegan son iguales, y muchos traen consigo la ideología que ha mantenido al régimen cubano en el poder.
La figura del influencer Alexander Otaola también tuvo un impacto notable en el evento. Durante el concierto, su nombre fue vitoreado por el público, lo que demuestra la influencia que tiene en la comunidad cubana. Su convocatoria para el próximo 28 de enero frente a la Casa Blanca, apoyando a la nueva administración del presidente Donald Trump, es un claro llamado a la acción y un manifiesto de descontento hacia la dictadura cubana.
La Fundación Cubana Anticomunista está en la primera línea de batalla contra la penetración comunista en Miami, y trabaja para evitar que la doctrina del régimen y la maquinaria de manutención que lo sostiene continúen ejerciendo influencia en nuestra comunidad.
No abogamos por tratar a todos por igual; no todos los que vienen de Cuba se alinean con nuestros valores y nuestra lucha por la libertad. Es fundamental que la voz del exilio cubano sea escuchada y que se protejan la dignidad y los derechos de aquellos que realmente luchan por una Cuba libre.