En un giro digno de una película tragicómica y como muestra indeleble de saber dónde es que radica el verdadero bloqueo, el Gobierno Provincial de Guantánamo ha decidido confiscar, literalmente hablando, la ayuda humanitaria enviada por el proyecto Huellas para los damnificados del huracán Oscar en esa provincia.
Lo que en otros países sería un motivo de orgullo, en Cuba se convierte en una vergonzosa muestra de ineficiencia, burocracia, recelos, miedos, vergüenzas y, por qué no, un poquito de contrarrevolución institucional. Al menos así lo creen varias personas. Entre ellas la conocidísima “periodista del bombero” Lisandra Martin.
Ahora, se especula que Randy Alonso, director general de Cubadebate, pudiera actuar como un posible intermediario para que esta situación gane aún más visibilidad en el ámbito nacional, a pesar de que se dice que Randy no ha podido superar el golpe que recibió ayer cuando acudió al mercado de 3ra y 70 y se encontró con la desagradable noticia de que su tarjeta de MLC allí no tenía valor alguno, pues la tienda, de la noche a la mañana pasó a ser en dólares.
Según algunos rumores en comentarios vistos en redes sociales, Cubadebate podría repetir la estrategia empleada con las crónicas de Lisandra Martín sobre los bomberos de Matanzas, publicando esta nueva perreta – más que justa, es obvio – para mostrar un lado de las denuncias que, aunque incómodo, resuena profundamente con el descontento popular.
Cubadebate, conocido por su cobertura de temas sensibles en la isla, no ha emitido aún una declaración oficial sobre las denuncias recientes de Martín.
Sin embargo, el historial del medio y la importancia del tema sugieren que podríamos ver pronto un artículo en el que se analicen las dimensiones de este bloqueo interno y su impacto en la sociedad cubana. Se especularía también que Randy enviaría a Guantánamo a su periodista estrella: Oscar Figueredo Reinaldo para investigar las causas del decomiso de esta ayuda, hallar responsables, etc.
La noticia no ha podido ser confirmada, pero Lisandra está haciendo “méritos” más que suficientes para que Randy la llame y esta le cuente lo que ha sucedido. Y los jefes de Randy también.
Lisandra Martín: de cronista de héroes a defensora del pueblo
Lisandra Martín, quien alcanzó notoriedad por sus crónicas sobre los bomberos que enfrentaron el incendio en la Base de Supertanqueros de Matanzas, ahora enfrenta un nuevo fuego: el de la insensibilidad gubernamental.
Desde su perfil de Facebook, Martín ha denunciado el secuestro de las donaciones reunidas por Huellas, una organización que, según muchos, representa el verdadero espíritu solidario del pueblo cubano; pero según otros no.
“Esto es un acto aberrante de bloqueo interno”, publicó Martín en su perfil de Facebook, emplazando al Gobierno Provincial a liberar los recursos retenidos en almacenes y a rendir cuentas al pueblo. La comunicadora, lejos de achicarse ante el poder gubernamental, ha pedido apoyo de sus seguidores para que compartan la información, y ha advertido que este 2025 comenzará con una lucha frontal por la transparencia y la justicia. Por lo pronto, ha recibido la siempre visita ilustre de las ciberclarias cibernéticas que ya han comenzado a formar su pataleta inmunda.
En las redes sociales, los comentarios no se hicieron esperar. Frases como “El mayor bloqueo está dentro del país” y “Es increíble que un gobierno frene la solidaridad” inundaron los muros de Facebook más allá del intento de conato de los cibercombatientes.
Incluso algunos usuarios recordaron episodios similares durante el tornado de 2019 en La Habana, cuando las autoridades también bloquearon donaciones. Muchos recordarán, por ejemplo, el episodio triste y lamentable en que la directora de La Camerata Romeu, Zenaida Castro Romeu, no pudo entregar una ayuda que llevaba y fue expulsada de Regla, custodiada por el MININT y la PNR, debido a la actitud enérgica, viril y revolucionaria de una funcionaria del PCC en ese municipio capitalino; funcionaria que hace unos meses se encontraba en México… ¡esperando su cita con el CBP One!
En especial, llama la atención en uno de los tantos posts publicados por Lisandra Martin en Facebook, otro hecho similar narrado por el memero Alian Aramís, quien recordó cómo él y otro cubanos solidarios debieron brincar cercas – como ninjas – para entregar ayuda recolectada cuando la explosión del Hotel Saratoga porque, algún funcionario de la capital o de la Seguridad del Estado – no se precisa – les dijo que no podían entregar mano a mano ayuda a los damnificados.
Resumiendo todo lo dicho encontramos cómo uno de los comentaristas ironizó: “En Guantánamo, el humanismo pasa por protocolos que solo entienden en una galaxia muy, muy lejana”. Mientras tanto, otros criticaron que el Gobierno parece más interesado en monopolizar la solidaridad que en resolver las necesidades de los afectados. Cosa esta que está más clara desde hace rato que la clara de un huevo, pero que Huellas no había sufrido de primera mano.
Huellas, de ser solidarios a ser una piedra en el zapato oficialista
El proyecto Huellas, liderado por Johanna Jolá Álvarez, se ha convertido como muchos otros proyectos de activismo en un ejemplo de acción ciudadana aunque no tan independiente. Su modus operandi de entregar ayuda “persona a persona” ha ganado la admiración de muchos y, aparentemente, la ira de unos pocos.
“Ellos no pueden permitir que alguien más haga su trabajo y lo haga bien”, comentó un usuario.
El grupo, sin afán de lucro, actua mediante intermediarios oficiales como ellos mismos parecen reconocer, al decir repetidamente que tienen los más altos contactos con funcionarios de varios Ministerios (Educación, Salud Pública y Transporte); pero al parecer adolecen de un contacto con los que verdaderamente cortan el bacalao en la isla. Gente que, indudablemente percibe cómo unos cuántos hacen muchísimo más que un Estado y un Gobierno enteros.
En respuesta a las acusaciones de contrarrevolución que ya empiezan a asomar, Jolá Álvarez señaló: “Huellas es un movimiento guiado por valores, no por intereses políticos. Nuestro compromiso es con el pueblo cubano, no con agendas ocultas”, pero algunos le reprochan que, en ocasiones similares en que grupos de activismo han sido mordidos por el perro que ahora los muerde a ellos, ellos no han dicho ni pío.
Por poner un solo ejemplo: ¿dónde está el reclamo de ellos acerca de otros contenedores de ayuda humanitaria que han sido retenidos y/o confiscados en el puerto de La Habana? Tal vez dirán que nunca se enteraron… Pero otros dirán que como no era de ellos la ayuda, no protestaron.
Régimen cubano confisca contenedor de ayuda humanitaria enviado a la isla
“Basta de bloqueo interno”
La situación con este 3er cargamento del proyecto humanitario Huellas – luego de dos entregas fructíferas anteriores en Guantánamo – ha llegado a tal punto que algunos ciudadanos han solicitado la intervención de figuras como Gerardo Hernández Nordelo, quien, según un comentario visto “podría resolver el tema con la misma eficacia con la que rescató a Johana Jolá”. Otros, más sarcásticos, sugirieron que quizá el problema sea que las donaciones no llevan la etiqueta de “¡Gracias a la Revolución!”.
Para otros resulta muy curioso que esta ayuda del grupo “Huellas” quedó retenida por las autoridades de Guantánamo el mismo día que llegó a la provincia, el pasado 28 de diciembre, y que el mismísimo 1ro de enero – no pasar por alto esta fecha – el ya mencionado Gerardo, Presidente de los CDR a nivel nacional, salió en la TV Nacional en un reportaje que precisamente avalaba las ayudas de estos proyectos humanitarios.
Gerardo habló de “incomprensiones al inicio” y de “fuego recibido” – al inicio también – pero al parecer todavía existen funcionarios interesados en retener donaciones humanitarias bajo pretextos absurdos.
Los activistas, sabedores que estas cosas bajo el control del estado terminan echándose a perder o en el llamado mercado negro, exijen que las entreguen ya!
Lee: Gerardo Hernández irá al rescate de Johanna Jolá en Guantánamo
Mientras tanto, el tiempo corre y los damnificados del Oscar en Guantánamo siguen esperando. Las donaciones, cuidadosamente reunidas por Huellas, permanecen atrapadas en un limbo burocrático. Y el Gobierno de Guantánamo, fiel a su estilo, guarda silencio, quizá esperando que el ruido mediático se diluya.
¿Se unirán Randy Alonso y Gerardo Hernández para salvar esta donación? ¿O se meterán el rabo entre las patas si salta, desde arriba, algún peje de más alto rango y grita: “¡Esta bueno ya de dañar la imagen de la Revolución con estas ayuditas!”? ¿Publicará Randy en Cubadebate estas “otras crónicas” de la bella Lisandra?
Lo ocurrido con las donaciones de Huellas no es solo un escándalo local; es un símbolo del estado de cosas en Cuba. En un país donde se alaba el humanismo revolucionario, las acciones de algunos dirigentes parecen contradecir ese discurso. Lisandra Martín y el proyecto Huellas han puesto el dedo en la llaga, y ahora la pelota está en la cancha del Gobierno.
La pregunta es: ¿Responderán con hechos o con más bla, bla, bla?
Y esta otra: ¿¡Qué bombero le apaga el fuego que ahora mismo Lisandra tiene en su interior!?
