Díaz-Canel dio la mano al ‘inmaeyaculado’ Yoerky Sánchez; aquel que se calentó un día con el ex diputado Luis Adán Roble
En su última gira de “motívate, pueblo”, el presidente Miguel Díaz-Canel se apareció con una chaqueta de mezclilla para evitar el frío, en las oficinas del diario oficialista Juventud Rebelde. Allí, entre palmeras y sonrisas bien ensayadas, estrechó la mano del polémico director del diario, Yoerky Sánchez Cuéllar, quien, según se comenta (¡y vaya que se comenta!), se ha ganado un máster en “autogestión digital”, por llamarlo de alguna manera sutil.
Acompañado por Roberto Morales Ojeda y otros altos funcionarios, Díaz-Canel saludó a diseñadores, humoristas y reporteros, a quienes les pidió “seguir haciendo el periódico de calidad que siempre hacen”, y entre los que les estrechó la diestra estuvo Yoerky, su director, con una sonrisa de “yo no fui”, pero que sí, hizo, ¡y vaya si hizo!
Algunos trabajadores, como el fotógrafo Roberto Suárez (a.k.a. “El Limpiatrenes”), parece que estuvieron ausentes al momento, pero estuvo Yuniel Labacena Romero y también uno de los peores bichos del periodismo nacional y Campeón Nacional de Serruchar Pisos: Norland Rosendo.
Por supuesto, Díaz-Canel evitó entrar en esos temas espinosos y habló de la transformación digital del medio y del uso de la inteligencia artificial. Si apenas saben usar la propia, ¿creen Uds. que van a saber usar una ajena y compleja?
Lo más interesante de todo ocurrió al final, cuando Díaz-Canel se despedía con frases motivadoras hacia otros pesos pesados como Meyvis Estévez Echavarría y Ricardo Ronquillo Bello, quienes perdieron una excelente oportunidad para decirle a Díaz-Canel: “Presidente, Yoerky lo saludó con la derecha pecadora”, y prefierieron tragarse los rumores provenientes del escándalo del chat íntimo filtrado hace años, en el que a Yoerky se le calentó la olla con el exdiputado Luis Adán Roble.
Seamos honestos, ¿quién no recuerda cómo salió a la luz que el director se dedicaba a sesiones virtuales de “autodescubrimiento” mientras se suponía que debía estar dirigiendo el periódico?
Lo que para otros habría sido un motivo de renuncia inmediata, para Yoerky terminó en un capítulo más de la tragicomedia revolucionaria al ser expuesto en el programa que conduce Alexander Otaola vía streaming.
Después de eso, su esposa, Dayana Lugo, optó por perdonarlo públicamente, demostrando una paciencia que muchos envidiarían. Al final, según fuentes cercanas, la noble guajirita, presionada desde las altas esferas, no supo qué hacer con un hombre que, además de tarros cibernéticos, malas décimas y misogínia, parece haber perdido la brújula como líder.
Ajeno a todo este carnaval estuvo Díaz-Canel, parece, quien olvidó que Yoerky es derecho y que con la misma mano con que sucumbió en el pasado a los placeres de la carne, lo saludó a él.
En fin, mientras Díaz-Canel se despedía de Juventud Rebelde, dejando palabras de aliento y pidiendo más “calidad”, Yoerky seguía lidiando con su particular tormenta personal y la mano extendida.
Él, con más talento para las “citas virtuales calientes” que para liderar el periódico, ofreció también su sonrisa más guatacona, mientras el resto de los presentes parecían vivir dentro de un cuento de hadas revolucionarias.