Qué conmovedora es la crónica de Sergio López Herrera, periodista de Radio 26 y gran defensor del régimen cubano en las redes, sobre su epopeya en una parada de ómnibus. Fíjense si estuvo bella que hasta un medio independiente cubano la reprodujo sin hacer mención a quién es este peje. Y también la reprodujo el Tribuna de la Habana.
Desde la primera línea, su publicación destila un aire de “caballero de antaño”, preocupado por la ausencia de “esculturales jovencitas” en su entorno. Porque, claro, el detalle más importante en una parada en ruinas no es la falta de transporte, sino la inexistencia de alguna belleza femenina que lo inspire a esperar con más paciencia. ¡Todo un poeta urbano!
El relato prosigue con un dramático encuentro con dos mujeres mayores y un auto verde. Sergio, con su olfato periodístico (y tal vez un poquito de envidia hacia quienes tienen gasolina), narra la sorpresa al descubrir que los conductores jóvenes ofrecían el viaje gratis.
La generosidad de los hermanos gemelos César y Yohán, estudiantes de Medicina, lo dejó anonadado. Y es que, según él, la solidaridad es un acto tan extraño en Cuba como encontrar un ómnibus a tiempo. Pero no sin antes lanzarnos su confesión económica: “Si son cien pesos, no me monto, que es la mitad de mi salario de un día”. ¡Qué manera tan sútil de recordarnos lo mal pagados que están los cibercombatientes como él! Sí, porque si en algo ha descollado Sergio en los últimos años de la aparición de las redes sociales, es en ser una ciberclaria defendiendo al régimen que tan mal le paga.
Y óigame, este hombre ha sido mal retribuido. En marzo del 2022, en una entrevista que le hicieron, le hablaron sobre su labor de profesor, además del trabajo como “periodista” y dijo:
“Ese trabajo lo comencé como una ayuda económica para un salario muy bajo en aquellos momentos”. Bueno hijo, ¿hasta cuándo son los 15 de Yakelín? ¡Toda tu vida te han pagado mal! Aunque bueno, seguro tienes una cuota de internet en casa y ya con eso te sientes feliz y contento.
La joya del texto es el sermón final, donde Sergio sugiere que otros conductores, sobre todo los de vehículos estatales, deberían seguir el ejemplo de los gemelos, en lugar de proponer una solución mejor. Un comentario curioso viniendo de alguien que a menudo escribe para justificar el colapso del transporte público, la escasez de gasolina y la ineficiencia estatal como “resultados del bloqueo imperialista”. Pero, bueno, la coherencia nunca ha sido el fuerte de nuestros cibercomunicadores.
Hablando de coherencia, vale la pena recordar algunas de las “verdades absolutas” que Sergio ha divulgado en Radio 26. Como aquella vez que aseguró que un incendio en la termoeléctrica Antonio Guiteras no tuvo grandes consecuencias, aunque la planta estuvo semanas fuera de servicio. O cuando celebró la llegada de un buque con gas para “estabilizar” la distribución, mientras medio Matanzas seguía cocinando con leña. ¡Eso sí es periodismo comprometido!
Así que aquí lo tenemos, un periodista que lleva cuatro décadas sin destacar en nada, excepto en ser un fiel ciberclaria.
Con un salario paupérrimo (por su propia admisión) y un “éxito profesional” basado en defender al régimen que lo mantiene en la miseria, Sergio sigue acumulando méritos como un cronista del absurdo. Quizás su verdadera obra maestra sea esta: convertir una simple botella en una oda a la decadencia, el machismo y la propaganda. ¡Bravo, maestro!
