Magalys Mustelier, o como se le conoce en TikTok, @yersiye.cuen, parece haber encontrado su nicho en las redes sociales: generar controversias y ofensas hacia la comunidad cubana en el exilio con varios de sus videos.
Esta cubana radicada en Estados Unidos ha ganado notoriedad recientemente gracias a no pocas declaraciones que rozan lo absurdo, y su incansable habilidad para provocar reacciones.
La más reciente de sus “obras maestras” ha sido un video en el que le suplica al dictador cubano Miguel Díaz-Canel que no acepte la deportación de Cinthya Medrano, alias “La Cintumbare”.
En el video, Mustelier, visiblemente emocionada (o fingiendo estarlo, como se sospecha), le pide a Díaz-Canel que no permita la deportación de Medrano, una “influencer” conocida por haber acumulado más enemigos que seguidores en la comunidad cubana.
Esta petición, por supuesto, no parece ser más que otro intento desesperado de atraer la atención mediática y, de paso, aprovechar la situación para ganar unos cuantos likes. Porque, seamos honestos, ¿quién en su sano juicio cree que Díaz-Canel está pendiente de los TikToks de Magalys?
La estrategia del escándalo
El modus operandi de Magalys no es nuevo: provocar, polarizar y esperar a que los medios de comunicación le hagan el trabajo de difusión.
¡Y vaya si lo han hecho! CiberCuba, por ejemplo, ya le ha dedicado tres notas en las últimas semanas, destacando sus polémicas declaraciones. Esto plantea una pregunta crucial: ¿Por qué los medios le están dando un altavoz a alguien cuyas contribuciones al debate público son tan profundas como un charco en el Malecón en temporada de sequía?
Esta no es la primera vez que Mustelier utiliza su plataforma para lanzar mensajes provocadores. En el pasado, ha criticado a quienes ayudan a traer familiares de Cuba a Estados Unidos, argumentando que “la vida aquí está malísima” y que “no hay dinero para nada”.
En otra ocasión, declaró que planea regresar a Cuba porque, según ella, prefiere “morirse de hambre en Cuba y estar en los apagones” antes que seguir viviendo en Estados Unidos, donde, según sus palabras, “solo se trabaja, trabaja y trabaja”.
Aunque estas afirmaciones podrían interpretarse como un grito de ayuda o un intento de expresar frustración, en realidad parecen estar diseñadas para generar reacciones viscerales dentro de la comunidad cubana de internautas.
La “caña al mono” mediática
El problema radica en cómo los medios están amplificando la voz de alguien que, claramente, está más interesada en la atención que en el contenido de su mensaje. Al dedicarle múltiples artículos, están cayendo en su trampa y contribuyendo a su notoriedad.
Magalys sabe que cualquier publicidad, incluso la negativa, es buena publicidad. Su estrategia es simple: dice algo controvertido, espera a que las redes se enciendan, y los medios hacen el resto. El resultado: más visualizaciones, más seguidores y, en el mejor de los casos para ella, más monetización.
Pero, ¿qué tan efectivo es este enfoque a largo plazo? A pesar de la cobertura mediática, sus videos no están exactamente rompiendo récords de visualizaciones. Esto indica que su audiencia real es limitada y que su “fama” está siendo inflada artificialmente por la atención que recibe de los medios.
Provocar por provocar: ¿Hacia dónde va esto?
La reciente petición de Magalys a Díaz-Canel sobre La Cintumbare es un ejemplo perfecto de su táctica: elegir un tema que genere divisiones, tomar una postura impopular y esperar a que el escándalo haga el resto. Sin embargo, este tipo de contenido no aporta nada al debate público. En lugar de promover un diálogo constructivo, su estrategia se basa en exacerbar tensiones y generar discordia.
Y si tanto desea regresar a Cuba, le tenemos una sugerencia: que se pase por las oficinas del ICE, se entregue y le proponga a las autoridades cambiarse por La Cintumbare. Eso sí que sería un TikTok viral. Además, debería irse buscando otro “trabajito”, por las dificultades que ha tenido TikTok en estos últimos días en Estados Unidos, y con sus videos de pacotilla, no le va a quedar más remedio que ir a monetizar a casa del diablo.
Quizá sea hora de que los medios reconsideren su papel en la promoción de figuras como Magalys Mustelier. Al darle cobertura, no solo están amplificando un mensaje provocador y divisivo, sino que también están fomentando un ecosistema mediático donde lo sensacionalista prima sobre lo significativo. Y para Magalys, un consejo: la relevancia a base de controversias vacías tiene fecha de caducidad.
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Redacción Cubanos por el Mundo