El caso del futbolista marroquí Achraf Hakimi ha dado mucho de qué hablar desde que salió a la luz cómo gestionó su fortuna para evitar perderla en su divorcio, y justo para esta época se hace aún más notorio, debido a que Daddy Yankee y Pep Guardiola atraviesan por momentos similares.
Cuando su esposa solicitó la mitad de sus bienes, descubrió que prácticamente todo estaba a nombre de su madre, dejándola sin acceso a la fortuna que él había acumulado durante su carrera. Este hecho ha abierto un debate sobre las dinámicas económicas en las separaciones y si las leyes actuales reflejan adecuadamente las complejidades de las relaciones modernas.
Por otro lado, los divorcios recientes de figuras como Pep Guardiola y Daddy Yankee nos invitan a reflexionar sobre cómo se distribuyen los bienes en una separación, especialmente en casos donde una de las partes ha dedicado gran parte de su vida al trabajo para garantizar estabilidad económica.
El aporte no económico: ¿cómo valorarlo?
Una relación de pareja, incluso cuando una de las partes asume el rol principal de proveedor, no puede reducirse solo a la acumulación de bienes tangibles. La estabilidad emocional y el apoyo que brinda una pareja al cuidar del hogar, de los hijos, e incluso al mantener un entorno favorable para que el otro se concentre en su trabajo, son contribuciones invaluables que muchas veces no se reconocen en términos monetarios.
En el caso de Pep Guardiola, aunque no se conocen todos los detalles de su separación, se ha mencionado que su dedicación casi obsesiva al fútbol pudo haber afectado la relación. Pero, ¿es justo ignorar el esfuerzo de su pareja por sostener la base familiar que le permitió concentrarse en su carrera? En muchas relaciones, el éxito de una de las partes no sería posible sin el equilibrio que la otra aporta en aspectos no económicos.
¿Qué pasa cuando los roles se invierten?
Es importante señalar que este tema no es exclusivo de los hombres como principales proveedores. Aunque históricamente los hombres han sido quienes acumulan grandes fortunas en el marco de una relación, cada vez hay más casos en los que las mujeres son las principales generadoras de ingresos. ¿Qué ocurre cuando es el hombre quien recibe compensaciones económicas tras un divorcio?
En muchas jurisdicciones, las leyes aplican de manera equitativa, pero las dinámicas sociales suelen teñir la percepción pública. Cuando un hombre recibe dinero de su exesposa tras una separación, la narrativa puede girar hacia estigmas como el oportunismo o la “falta de hombría”. Esto nos lleva a cuestionar si el debate sobre los divorcios está realmente centrado en la equidad o si sigue estando influenciado por estereotipos de género.
Hakimi: ¿precaución o desconfianza?
El caso de Hakimi pone sobre la mesa un aspecto que muchos consideran válido: la protección del patrimonio. ¿Es legítimo que alguien busque asegurar sus bienes ante la posibilidad de una separación? Para algunos, transferir los bienes a un familiar cercano, como en este caso a su madre, es una forma de prevenir posibles abusos en un sistema que, en ocasiones, parece favorecer desproporcionadamente a una de las partes.
Sin embargo, también abre un debate ético. ¿Qué mensaje envía este tipo de medidas? ¿Es una señal de desconfianza hacia la pareja? Y, más importante aún, ¿hasta qué punto una estrategia como esta podría perjudicar la percepción de lo que debería ser un matrimonio basado en la confianza mutua?
¿Necesitamos replantear las leyes de divorcio?
Este debate pone en el centro la necesidad de revisar cómo se valoran las contribuciones en una relación. Si bien los bienes materiales son tangibles y fáciles de medir, el esfuerzo emocional, las tareas domésticas y el cuidado familiar son aspectos que también merecen ser considerados al momento de dividir bienes tras un divorcio.
Casos como los de Pep Guardiola y Daddy Yankee, o incluso Hakimi, reflejan cómo las leyes de divorcio, aunque diseñadas para garantizar la estabilidad de ambas partes, no siempre son percibidas como justas. Esto no solo aplica a las celebridades, sino también a parejas comunes que enfrentan dinámicas similares.
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Reflexión final
El matrimonio, como institución, debería ser un espacio de equidad y confianza. Pero la realidad es que en un mundo donde las relaciones están cada vez más influenciadas por factores económicos, las separaciones a menudo reflejan desequilibrios que van más allá del dinero.
Hakimi, Guardiola y Daddy Yankee nos dejan lecciones distintas: la importancia de proteger lo propio, de valorar el esfuerzo emocional de una pareja, y de cuestionar si las leyes actuales reflejan realmente la complejidad de las relaciones modernas. Tal vez, al final, lo que necesitamos no es un “Hakimi” en nuestras vidas, sino un sistema más equitativo que valore tanto lo material como lo emocional.
Redacción de Cubanos por el Mundo