La escena no deja de ser curiosa, pues un grupo de personas en La Habana ondeó carteles y gritó consignas contra el presidente estadounidense Donald Trump, mientras al fondo, las ventanas de los edificios permanecían a oscuras por otro apagón.
En un país donde conseguir un pan puede costar horas en una cola, las energías de algunos parecen concentrarse en el “enemigo” de siempre, aunque el “sing…” que dirige los destinos de la isla no sea ni remotamente mencionado.
Protestas contra Trump, pero silencios ante la crisis interna
El pasado diciembre, el Noticiero Nacional de Televisión (NTV) y otras plataformas oficialistas del régimen divulgaron videos de una manifestación frente a la embajada de Estados Unidos en La Habana. Allí, decenas de cubanos se congregaron para expresar su rechazo a las sanciones impuestas por Trump durante su administración y alertas ante las que puedan venir en este nuevo período presidencial.
Las imágenes mostraron pancartas llamando al cese del bloqueo y discursos fervientes sobre la soberanía nacional, mientras los participantes coreaban frases contra el “imperialismo yanqui”. Según el NTV, las protestas fueron una muestra del “heroísmo” del pueblo cubano frente a las adversidades provocadas por Estados Unidos.
Sin embargo, no hubo ni una palabra sobre los cortes eléctricos que afectaron ese día a la capital, ni sobre la escasez de medicinas que obliga a muchos a recurrir al mercado negro. Tampoco se mencionó el descontento de quienes no se unieron a la manifestación y optaron por quedarse en casa, buscando cómo sobrevivir en medio de una crisis que parece no tener fin.
Videos oficiales: el guion de siempre
En las redes sociales, páginas como Cubadebate y Granma replicaron los videos oficiales. Los comentarios en estas publicaciones no tardaron en aparecer: muchos usuarios, desde la diáspora y también dentro de la isla, cuestionaron la autenticidad del “sentir popular” mostrado en las imágenes. “¿Y las marchas por comida? ¿Dónde están esas?”, escribía un internauta en Facebook, mientras otros criticaban la falta de protestas dirigidas al propio régimen.
Los videos, editados al estilo propagandístico tradicional, mostraban únicamente rostros sonrientes y voces enfáticas repitiendo el discurso oficial. Pero fuera del cuadro, la realidad es menos amable. Según testimonios recogidos por medios independientes, los apagones y la falta de alimentos estuvieron lejos de desaparecer durante esos días de manifestaciones, y muchos cubanos veían las protestas con escepticismo.
¿Por qué callan ante el “sing…”?
Mientras algunos cubanos se alinean con el discurso de la dictadura y apuntan sus críticas exclusivamente a Washington, la pregunta persiste: ¿por qué no protestan contra quienes manejan los hilos internos?.
Con la misma energía empleada para condenar a Trump, podrían cuestionar a quienes mantienen una gestión ineficiente que perpetúa las carencias y la falta de transparencia. Pero en un país donde expresar descontento contra el régimen puede tener graves consecuencias, el silencio se convierte en la opción más segura.
La realidad de la isla, entre consignas dirigidas al enemigo externo y la omisión de los problemas internos, sigue siendo un espejo de contradicciones que no deja de impactar. Al final del día, mientras algunos marchan contra Trump, muchos otros enfrentan en silencio los verdaderos apagones: los de la luz, la comida y la esperanza.
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Redacción Cubanos por el Mundo
