En apenas tres días, Cuba ha sido escenario de dos alarmantes casos de secuestro, que han puesto en jaque la seguridad ciudadana y generado indignación en las redes sociales.
El primer caso ocurrió en el municipio de Perico, Matanzas, donde un hombre intentó secuestrar a dos niños. Según testigos, el sujeto fue sorprendido mientras intentaba llevarse a los menores, lo que provocó la furia de la población. En cuestión de minutos, una turba enfurecida se congregó con la intención de linchar al individuo, quien terminó refugiándose en una iglesia para evitar el ataque.
La policía llegó al lugar y, bajo fuertes medidas de custodia, evitó que la multitud hiciera justicia por su cuenta. Sin embargo, la intervención policial también desató críticas entre los presentes, quienes cuestionaron que las fuerzas del orden parecen más rápidas en proteger a delincuentes que en garantizar derechos y seguridad al pueblo
Comentarios en redes como “La policía protege a secuestradores pero reprime al pueblo” y “Si tuvieran ese mismo ímpetu para reclamar libertad, otro gallo cantaría” reflejan el descontento social. Mientras tanto, los padres de los niños afectados enfrentan el trauma de lo ocurrido, junto al temor de que este tipo de situaciones se vuelva más común
El segundo caso de secuestro tuvo lugar también en Matanzas, específicamente en el municipio de Limonar. Aquí, las autoridades detuvieron a Carlos Alberto París Mesa, acusado de mantener a su pareja encerrada contra su voluntad durante varios días.
Según los informes, el hombre no solo la privó de su libertad, sino que también la obligaba a consumir alcohol, prostituirse y sufría agresiones físicas. La joven finalmente logró escapar y denunciar lo sucedido, lo que permitió la intervención de las autoridades.
Carlos Alberto, quien ya tenía antecedentes por amenazas, enfrenta ahora cargos por privación de libertad. La noticia ha causado conmoción en una sociedad que, a pesar de la narrativa oficial sobre respaldo legal y derechos garantizados, vive con un sentimiento creciente de vulnerabilidad.
LEA TAMBIÉN: Horror en Ciego de Ávila: Arrebatan la vida de un joven por una discusión sobre fútbol
Estos casos, aunque diferentes en naturaleza, comparten un elemento común: la creciente percepción de inseguridad en Cuba y la desconfianza hacia las instituciones encargadas de proteger a la población. Las redes sociales han servido como altavoz para expresar la frustración ciudadana, mientras se cuestiona si los discursos oficiales sobre “tolerancia cero” realmente se traducen en acciones efectivas.
En un país donde los apagones, la escasez y las penurias son el pan de cada día, ahora también se suman episodios de secuestro que reflejan una descomposición social cada vez más evidente. ¿Hasta cuándo se puede mantener la calma?
Redacción de Cubanos por el Mundo