Cruentos apagones dejan a granmenses como si vivieran en el Paleolítico

Los prolongados y frecuentes apagones en la provincia de Granma, en el oriente de Cuba, mantienen sumergidos a sus habitantes en una situación que muchos comparan con vivir en el Paleolítico.

La falta de electricidad, que se extiende por horas e incluso días, transformó la vida cotidiana en una lucha constante por adaptarse a condiciones cada vez más precarias. 

“Pareciera que nos hubiéramos acostumbrado a todo, incluso a los apagones. Ahora la gente se levanta a cocinar a las cuatro de la madrugada para aprovechar la corriente, o compra carbón, que escasea y sube de precio por la alta demanda”, lamenta Eneida al medio independiente 14yMedio, una vecina de Bayamo, mientras selecciona en el mercado unos plátanos en mal estado. 

Para los jubilados como Eneida, la situación es aún más difícil. “Antes de las seis ya habían cortado la luz, así que tuve que prender el fogón para hacer café y ablandar chícharos. Pero la vida en una casa no es solo cocinar. Hay que lavar, planchar y hasta ver una novelita. Todo no puede ser trabajo, que ya hice bastante”, comentó con resignación. 

Yordanki, otro granmense, enfrenta las mismas dificultades, pero con el agravante de tener que velar por su familia.

“Todo se ha vuelto un problema. En la casa y en la calle andamos como zombis, pensando qué cocinar, con qué… Esto es un abuso”, expresa con frustración. “Aunque pongo a mis hijos a estudiar temprano, el tiempo no alcanza, especialmente en época de exámenes. Estudian con bombillos recargables y hasta con los celulares, pero por la mañana ya van cansados a la escuela. Y así día tras día, sin perspectivas de mejora”. 

Los apagones, que antes eran una eventualidad, se han convertido en uno de los problemas más graves para los cubanos. Las consecuencias son devastadoras no solo para la industria y la economía, que no pueden crecer sin energía estable, sino también para las familias, el eslabón más vulnerable de la sociedad. 

“Ya no se trata de si es la Felton o la Guiteras”, protesta Mariela, refiriéndose a las termoeléctricas del país. “Ayer mismo estuvimos sin luz desde las ocho de la mañana hasta casi las cinco de la madrugada de hoy. Es demasiado”. La termoeléctrica de Matanzas, la de mayor capacidad en la Isla, salió del Sistema Eléctrico Nacional de forma “imprevista” el domingo y, aunque se reconectó el lunes por la noche, volvió a sufrir una avería horas después. 

La falta de electricidad también afecta las comunicaciones. “Mi hija vive en Estados Unidos, y mi temor es que durante los apagones no funcionan los teléfonos fijos, ni los móviles, ni el internet. No te puedes comunicar ni con los familiares. Además, se caen las señales de televisión y hasta la de Radio Granma, así que no hay por dónde informarse de nada”, explica Mariela. 

Los cubanos deben sobrevivir en medio de la situación que atraviesan, sin electricidad y con carencia de alimentos y recursos básicos para vivir.

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Redacción Cubanos por el Mundo