Recientemente, salieron a la luz más detalles del infierno de angustia y desamparo que vivió Sylvie Beauchesne, una turista canadiense que viajó a Cuba con la intención de disfrutar de unas vacaciones soleadas.
Cabe resaltar que la pesadilla comenzó el 7 de febrero, cuando una caída en la piscina dejó a la mujer de Trois-Rivières tirada en el suelo, incapaz de moverse debido al fuerte dolor. A partir de ese momento, todo se desmoronó.
Lo que parecía un día normal terminó en una pesadilla. Sylvie, quien viajaba sola, sufrió el accidente que la dejó postrada en cama y completamente vulnerable. Su hija, Roxane Beauchesne, comenzó a recibir noticias de la situación por medio de contactos en Cuba.
La angustia creció aún más cuando Sylvie reportó la falta de atención adecuada en el hospital y, por si fuera poco, su situación empeoró luego de le robaran 260 dólares de su bolso, según reportó leSoleil.
El drama se intensificó por la barrera del idioma. La turista canadiense, que no hablaba inglés ni español, no pudo comunicarse eficazmente con el personal médico, lo que complicó aún más su recuperación.
Roxane, desesperada, luchó por conseguir información sobre el estado de su madre. La parálisis del lado derecho de Sylvie, resultado del impacto, y la falta de claridad sobre su tratamiento incrementaron el temor.
A pesar de la falta de cooperación por parte de las autoridades cubanas, que parecían más preocupadas por alargar su estancia para generar más ingresos, Roxane no cesó en sus esfuerzos. Con ayuda de personas francófonas locales, logró que alguien se acercara a la cama de su madre para proporcionarle una manta y algo de comida.
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A través de una intensa comunicación con la compañía de seguros, que también estaba al tanto de la situación, se gestionó finalmente la repatriación de Sylvie.
El pasado lunes, la turista fue finalmente puesta en un vuelo de aeromédica que la llevaría de vuelta a Canadá. A las 16:20 horas, partió del aeropuerto de Holguín y llegó a Montreal más tarde, donde fue trasladada en ambulancia a un hospital en Trois-Rivières, donde sería recibida por su familia.
El caso de esta turista canadiense refleja el peligro de viajar a la Cuba maltratada por la dictadura, donde las autoridades solo piensan en las divisas que los viajeros traen consigo, dejándolos a su suerte sin importar lo que pase.
Redacción de Cubanos por el Mundo
