La tarde del martes marcó el desenlace de una búsqueda angustiosa en La Habana: autoridades localizaron el cuerpo sin vida de Jonathan Oliva, el niño que perdió la vida el lunes al ser arrastrado por una alcantarilla en medio de las inundaciones que azotaron la ciudad.
El hallazgo, confirmado por el periodista oficialista, Lázaro Manuel Alonso, cerró un capítulo doloroso que mantuvo en vilo a la comunidad del barrio de Luyanó, en el municipio Diez de Octubre.
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Como se recordará, el trágico suceso ocurrió cuando Jonathan, conocido cariñosamente como Papito, regresaba a casa desde la escuela. Las fuertes lluvias sorprendieron al pequeño en su trayecto por la calle Fábrica, entre Herrera y Santa Felicia, donde vivía junto a sus padres, Roly y Yami.
Una corriente descontrolada lo atrapó y lo succionó hacia el sistema de drenaje, un evento que vecinos capturaron en un video que rápidamente se viralizó en redes sociales, mostrando la magnitud del agua que inundó la zona.
Desde el lunes, equipos de rescate, incluidos policías, bomberos y miembros de las Tropas Guardafronteras, peinaron la zona de La Habana en un esfuerzo por encontrarlo.
La capital enfrentó un colapso del sistema de drenaje por la combinación de precipitaciones intensas y una limpieza insuficiente. Calles como las cercanas al mercado de Cuatro Caminos o la calzada de Diez de Octubre quedaron anegadas, con acumulaciones de agua que en algunos puntos superaron el metro de altura.
En Villanueva y Vía Blanca, donde ocurrió la desgracia, testigos lamentaron la falta de mantenimiento.
A pesar de que Nimán Morales aseguró que se realizaron tareas preventivas de desagüe antes del temporal, las evidencias en terreno, recogidas por periodistas de 14ymedio, contaron otra historia.
Basura acumulada obstruyó los desagües, agravando el impacto de un frente frío que la Defensa Civil anunció el lunes por la mañana, con pronósticos de lluvias y tormentas que afectarían el occidente y centro del país durante al menos dos días.
Redacción de Cubanos por el Mundo
