En un nuevo episodio que pone en evidencia la creciente ola delictiva en Cuba, dos individuos fueron detenidos en Cárdenas, Matanzas, tras apoderarse de una cantidad significativa de cable eléctrico perteneciente a una entidad estatal.
José Antonio Zamora Gonzáles y Emilio Vinageras Sardina, según identificaron las autoridades, se llevaron 1,158 metros de cable desde la Empresa Industrial Ferroviaria “José Valdez Reyes”.
Su intención era clara: procesar el material para extraer el cobre y lucrarse en el mercado informal, un propósito que intentaron concretar al quemar los cables en el patio de una casa cercana.
La noticia, difundida por el perfil castrista “Con Todos La Victoria” en Facebook, que trató de minimizar el incidente con un tono sarcástico.

“Lo que empezó como un intento de ‘reciclaje’ terminó con la planta parada y ellos, por supuesto, detenidos”, publicaron, en un esfuerzo por suavizar la gravedad del asunto.
Los acusados recurrieron a una práctica habitual en la isla: incinerar el revestimiento de los cables para obtener el metal, un recurso codiciado en medio de la escasez.
Mientras tanto, la delincuencia no solo azota a Matanzas, sino que tampoco da tregua en otras zonas del país. En La Habana, una familia vivió hace poco un amargo reencuentro cuando el equipaje de una abuela, recién llegada de Miami al Aeropuerto Internacional José Martí, fue saqueado.
Por otro lado, en el municipio de Marianao, también en la capital, la policía capturó a tres sujetos que extraían combustible de un generador en el barrio Traviesa, cerca de la CUJAE.
El perfil “El Cubano Fiel”, otro canal de la maquinaria propagandística, informó entonces que los ladrones, empleados del propio lugar, usaron una manguera para sustraer unos 500 litros de petróleo, los cuales escondieron en diversos recipientes.
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Sorprendidos en plena faena, los responsables enfrentan ahora las consecuencias, pero el caso no hace más que sumar a una lista interminable de robos que azotan a la población.
Lejos de ser hechos aislados, estos incidentes dibujan un panorama desolador. Aunque el régimen insiste en destacar estas detenciones como prueba de su lucha contra el crimen, la realidad grita lo contrario: la delincuencia se multiplica, se diversifica y se arraiga en cada rincón de Cuba.
Redacción de Cubanos por el Mundo