Las Tunas: Régimen admite que la delincuencia los está superando

En Las Tunas, la inseguridad galopante mantiene en jaque a la población y expone, una vez más, la ineptitud del régimen para controlar el caos que ellos mismos han sembrado.

Según un reporte de la prensa oficialista, en tan solo siete días, más de 300 crímenes sacudieron la provincia, un reflejo brutal de cómo el desgobierno castrista pierde terreno frente a una ola delictiva que no da tregua.

Desde robos de ganado hasta el saqueo descarado de cables eléctricos y asaltos a instalaciones estatales, la situación pinta un cuadro desolador que las autoridades intentan maquillar con discursos vacíos y promesas que nadie cree.

Yelenis Tornet Menéndez tuvo el descaro de señalar la falta de “severidad” en las sanciones, como si el problema radicara en las multas y no en la descomposición social que su régimen ha cultivado por décadas.

Mientras tanto, Walter Simón Noris, primer secretario del PCC en Las Tunas, soltó una perla: “No basta con policías”. Claro que no basta, cuando el sistema que dirigen fomenta la miseria y la desesperación que alimentan estos delitos.

Entretanto, entre los blancos predilectos de los delincuentes están las bodegas, los almacenes mayoristas y hasta la Empresa Cubana del Pan, instituciones que el régimen jura proteger pero que deja a merced de cualquiera con un cuchillo y algo de audacia.

Por su parte, el Ministerio del Interior (MININT) admitió a regañadientes que sus tácticas para frenar el crimen no sirven de nada, un reconocimiento tardío que no sorprende a nadie. La Empresa Eléctrica, a su vez, corre a blindar circuitos vulnerables tras la ola de robos de cables.

El Tribunal Provincial promete aplicar la ley “con rigor, pero respetando el debido proceso”. Palabras bonitas que chocan con la realidad: más del 40 % de los delitos golpearon al sector ganadero, con hurtos que dejan a los campesinos en la ruina y a la provincia sin alimentos.

A este desastre se suma el auge del tráfico y consumo de drogas, un problema que en 2025 crece sin freno en Las Tunas, especialmente entre jóvenes sin empleo ni futuro, atrapados en un sistema que los empuja al abismo.

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El régimen, fiel a su costumbre, culpa a las familias y se desentiende del colapso educativo, político y social que ellos han orquestado. Anunciaron una política de “tolerancia cero” y un subgrupo de trabajo con más de diez instituciones para combatir el narcotráfico, pero nadie apuesta un centavo a que funcione.

Lejos de soluciones reales, el castrismo recicla su fórmula gastada: más vigilancia, más castigos y más propaganda. El oficialista Periódico 26 intentó suavizar el golpe, pero los números no mienten: 300 delitos en una semana son la prueba viva de su fracaso.

Redacción de Cubanos por el Mundo