La comunidad tuvo que actuar nuevamente por cuenta propia contra la delincuencia. En Ciego de Ávila, dos hombres intentaron apoderarse de una moto eléctrica perteneciente a una mujer en una calle concurrida, pero los vecinos, hartos de la delincuencia, los detuvieron antes de que lograran escapar.
La policía, al servicio del régimen castrista, llegó tarde, como es habitual, y solo intervino cuando los ciudadanos ya habían controlado la situación.
Este episodio pone otra vez videncia la ineptitud de unas autoridades que están únicamente interesadas en reprimir a inocentes que en combatir el crimen.
La escena, compartida en redes sociales por el perfil La Tijera, desató una ola de reacciones. En plataformas digitales, el tema de la inseguridad en Cuba toma fuerza: algunos exigen castigos más duros para los responsables de estos actos, mientras otros señalan que el deterioro económico empuja a la gente a delinquir.
Pero lejos de ser un incidente aislado, este caso se suma a una cadena de delitos que azotan tanto a Ciego de Ávila como al resto de la isla comunista. En La Habana Vieja, por ejemplo, un ladrón que le arrebató el celular a una turista belga de 73 años fue capturado por vecinos antes de que la policía apareciera.
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En Santiago de Cuba, un joven amenazó con un cuchillo a un estudiante para quitarle su teléfono, y otro menor fue sorprendido intentando saquear una bodega, lo que abrió un debate sobre la delincuencia juvenil y la desesperación que reina en la isla.
La constante es clara: la población sigue enfrentándose sola a la delincuencia, mientras las que deberían ser “fuerzas del orden”, subordinadas al régimen, fallan en protegerla. Incluso cuando los ciudadanos logran detener a los responsables, estos suelen quedar libres poco después, listos para reincidir.
Redacción de Cubanos por el Mundo