La combinación de calor intenso y lluvias frecuentes en Cuba ha disparado la preocupación por un posible aumento de Enfermedades Diarreicas Agudas (EDA), según advirtió la prensa oficialista recientemente.
Estas condiciones climáticas crean un entorno propicio para la proliferación de microorganismos como bacterias, virus y parásitos, que amenazan la salud de la población, especialmente en un contexto de crisis sanitaria marcada por la falta de medicamentos, escasez de personal médico y deterioro de las instalaciones de salud.
En cuanto a la enfermedad, los signos de alerta incluyen fiebre, dolor abdominal, vómitos y diarrea, que pueden ser acuosa o con sangre.
Las autoridades instan a buscar ayuda profesional de inmediato, sobre todo en casos de niños, ancianos, embarazadas o personas con condiciones crónicas, quienes enfrentan mayor riesgo de deshidratación y complicaciones graves.
Claro está, para nadie es un secreto que encontrar “ayuda profesional” en Cuba representa una labor titánica, precisamente por la falta de especialistas que sacude al país.
El consumo de agua contaminada es una de las principales vías de transmisión de las EDA. Las lluvias provocan turbidez en las fuentes de agua, mientras que la sequía favorece la contaminación por almacenamiento inadecuado.
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Para prevenir infecciones, se aconseja hervir el agua o tratarla con desinfectantes antes de su uso. Además, mantener rigurosas prácticas de higiene es fundamental: lavarse las manos con jabón y agua limpia, cocinar y refrigerar alimentos correctamente, desinfectar superficies, gestionar adecuadamente los desechos y mantener limpios los espacios donde se crían animales.
Cada noticia sobre enfermedades en Cuba representa una nueva preocupación bastante seria para los habitantes, pues la gran mayoría siempre tiene que resolver por sus propios medios el cómo combatirlas, tomando en cuenta que ponerse en manos de la “potencia médica” que tanto pregona la dictadura, podría representar un riesgo aún peor.
Redacción de Cubanos por el Mundo
