En el municipio Cotorro, La Habana, un grupo de vecinos enfrenta una crisis sanitaria desde hace más de seis meses debido a un derrame de aguas residuales en un patio ubicado en calle 18, entre 61 y 61A, reparto Dulce Nombre.
La situación, difundida por el perfil La Tijera en Facebook, genera olores nauseabundos y una plaga de mosquitos, lo que pone en riesgo la salud de familias, incluidos niños y ancianos, mientras las autoridades no ofrecen una solución definitiva.
La insalubridad ha transformado la vida cotidiana de los residentes. Una madre, cuya identidad permanece anónima, denunció en conversación con el perfil citado: “No se puede estar en la terraza, hay que mantener todo cerrado, y aún así, vivimos expuestos”.
En su hogar conviven un menor de 7 años y sus padres mayores, uno de ellos con una enfermedad pulmonar que agrava los riesgos.
Otra familia vecina, con una mujer embarazada a punto de dar a luz, también sufre las consecuencias.
Los afectados han buscado ayuda sin éxito. El testimonio indica que recurrieron ante distintas autoridades de La Habana y a plataformas digitales para visibilizar el problema.
Trascendió que, aunque un equipo de Aguas de La Habana intervino una vez tras múltiples reclamos, la reparación fue temporal.
El agua sucia reapareció, obligando a los vecinos a romper la acera para canalizar el flujo hacia la calle.
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“¿Tiene que pasar una desgracia para que actúen?”, cuestionó la denunciante con clara molestia, quien urge a las autoridades a tomar medidas urgentes.
Para nadie es un secreto que la prioridad de las autoridades del régimen es reprimir manifestaciones, ignorando por completo los verdaderos problemas que ponen en grave peligro la salud de los habitantes.
Redacción de Cubanos por el Mundo
