El preso político José Gabriel Barrenechea, encarcelado por protestar el año pasado durante la crisis energética, escribió una emotiva carta tras no poder despedirse de su madre, Zoila Esther Chávez, quien falleció recientemente de cáncer.
Enviada desde la cárcel La Pendiente en Santa Clara y publicada por 14ymedio, la misiva refleja el dolor y la culpa del activista por dejar a su madre sin cuidados en sus últimos meses, aunque para nadie es un secreto que su reclusión es completamente injusta.
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Como se recordará, Barrenechea, trasladado brevemente bajo estricta vigilancia al velorio de Zoila en Encrucijada, Villa Clara, solo pudo despedirse durante menos de una hora, sin privacidad ni contacto con la prensa.
De vuelta en su celda, su carta resalta la fortaleza de su madre, quien enfrentó la pérdida de otro hijo y el encarcelamiento de José Gabriel antes de su muerte. “Como madre, estaba hecha para soportar y absorber cualquier cantidad de sufrimiento”, escribió.
En el texto, el escritor evoca recuerdos de su infancia, describiendo a Zoila como el pilar de su hogar. “Lo que soy, eso poco de lo que puedo enorgullecerme, se lo debo al hogar donde nací y me crie. Y en ese hogar mi mamá era el corazón y el cerebro, los brazos y hasta los pulmones”, expresó.
Sus palabras retratan a una mujer de risa suave, cabello color miel y manos desgastadas por el trabajo.
La carta también revela el remordimiento del preso político por sumarse a las protestas por cortes eléctricos, un acto que lo llevó a prisión y dejó a Zoila desatendida.
“La culpa es mía. Porque a sabiendas del país en que me tocó vivir, cometí el gravísimo crimen de unirme a mis vecinos en el reclamo cívico de corriente eléctrica”, lamentó.
Añadió que su madre padecía en la oscuridad, sin acceso a su televisor o visitas, lo que agravó su soledad.
El escrito concluye con una reflexión sobre la importancia de las madres como fundamento del mundo humano. “No pude despedirme de ella, no pude pedirle que me perdonara y recibir su bendición. No pude contarle cómo, tras tantos años de negarme a la verdad, he entendido por fin lo que en realidad es esencial en el mundo humano: su fundamento es quienes, entre sufrimientos y alegrías, nos paren, nuestras madres”, afirmó.
Tristemente, son muchas las familias destruidas en Cuba por el régimen castrista, encerrando a personas inocentes que solo quieren un país mejor, mientras que los verdaderos antisociales caminan a sus anchas por las calles sin ser perseguidos por nadie.
Redacción de Cubanos por el Mundo