Un violento asalto sacudió la noche del domingo en La Habana, dejando al reconocido baterista de rock cubano Eduardo Longa, conocido como “el Longa”, gravemente herido.
El músico fue atacado mientras regresaba a su hogar, y los delincuentes le robaron su motocicleta eléctrica, billetera, celular, tarjetas y casco.
Según reportes en redes sociales, en el ataque, Longa recibió una brutal golpiza que le provocó múltiples lesiones, lo que sugiere que los delincuentes, posiblemente, estaban dispuestos a ir mucho más allá de un simple robo.

Los médicos reportaron que el músico sufrió fracturas en la cabeza, un tabique nasal desviado, contusiones en los brazos y requirió puntos de sutura en la boca y la nariz, lo que evidencia la magnitud de este acto de violencia brutal.
De hecho, la denuncia menciona que Eduardo Longa fue golpeado tantas veces que ni siquiera pudo identificar si los ataques fueron con un bate o piedras.
La comunidad artística y vecinal de La Habana expresó indignación por el creciente nivel de inseguridad en la capital, un tema que preocupa cada vez más a la población.
Los ciudadanos exigen medidas urgentes, como patrullajes nocturnos o puntos de vigilancia en las calles después a altas horas de la noche para frenar la escalada de violencia, pero para nadie es un secreto que eso es “mucho pedir” para un régimen que prefiere destinar esos “recursos” a la represión contra los inocentes.
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Longa, una figura emblemática del rock cubano, permanece bajo cuidado médico. Sus seguidores y amigos le desearon una pronta recuperación, conmocionados por la gravedad del ataque.
Hoy en día, La Habana es un infierno y sus habitantes ya no pueden estar seguros en ningún lado, ni en las calles ni en sus propias casas, y la dictadura, en lugar de hacer frente a la delincuencia, prefiere voltear a la cabeza.
Redacción de Cubanos por el Mundo